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Publicado por
MARTÍN MARTÍNEZ
León

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QUERIDO hermano: Ya no sabe uno si prevenirte de la calor o del frío; de todo puede haber en este mes de julio, que hace de arrebatacapas y refrán de febrerillo. Y es que estamos teniendo un verano de aúpa. En un par de suspiros alcanzamos el Carmen y ya sabes que el verano por estos andurriales va de Virgen a Virgen; y cierra la espita. El Ayuntamiento, con estreno de concejales, ha iniciado lo que llama el Veranote con mezcla de actos culturales, deportivos e infantiles de toda índole, que se intercalan y conjugan con las fiestas de astures y romanos, las patronales y festivales como el de cortometrajes, asentado ya como uno de los importantes en el NO. Especial mención tendremos hoy para la música que este mes de julio dejará sus notas expandidas por toda Maragatería. Aparte del encuentro de bandas municipales, empieza el curso internacional de música Ciudad de Astorga que ha alcanzado su mayoría de edad, el respeto y el prestigio que se merece. Organiza el conservatorio con especial patrocinio del Ayuntamiento y la colaboración monetaria de la Diputación y la Junta. Doscientos rapaces -y rapazas para que no se quejen-, o más, procedentes de toda España y algún que otro extranjero, afinarán sus instrumentos para un curso intensivo y llenar, un día sí y otro también, las calles con la alegría de sus notas; tomarán las esquinas estratégicas y regalarán nuestros oídos con sus improvisados conciertos callejeros; delicia para el transeúnte que a cambio le ofrecerá las gracias y los aplausos. Item más, hermano. Ese loco holandés -Gus- que dejó de errabundear y varó su baca hace años en Santiagomillas, no deja de sorprendernos. Un año fue su compatriota, la sensible pintora Lily, adornando esas mesas que puedes contemplar en la sala del horno con dos símbolos de su país como son los girasoles y las vacas. Otro, se trajo una semana, a cama y mantel gratis total, a media docena de alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca; y media docena de sus habitaciones lucen las particulares decoraciones que cada cual marcó con su impronta; entre los mismos estaba el pequeño de los hermanos Quijano, que ahora triunfa por las galerías parisinas y de otras ciudades europeas. Desde hoy, Gus ha puesto el contrapunto a la chifla y al tamboril de la tierra maragata, en uno de sus núcleos más significativos. Con la maestría de ese joven fenómeno del violín David Peralta, profesor y miembro de la Orquesta de Cámara de Holanda, la viola de Alejandro Garrido, el chelo de María Rascón y la orquestación de Manuel Fuentes, van a llenar el aire maragato de sones celestiales. Será un curso restringido y selecto de no más de quince alumnos, cuyas notas harán vibrar la cercana torre del reloj de Peña Uva. Si Lily pintó el cielo maragato con su colorista paleta; si los jóvenes pintores dejaron su impronta revolucionaria en las paredes, esta nueva inventiva de Gus se me antoja, hermano, como una intentona para amansar a unos cuantos, por aquello de que no hay mejor medicina que la música para ciertos casos y este fin. Sus melodías rodarán por la comarca, hacia la Sequeda, la Valduerna, la propia Astorga y otros lugares, porque allá, a la caída de la tarde, ofrecerán su arte en forma de concierto en diferentes localidades. Acariciarán sus violines, sus violas y sus chelos a la atardecida, cuando el sol dore el pico más alto del Teleno; sus notas treparán juguetonas por las faldas chamuscadas de nuestro sagrado monte; sonarán en valles y alcores; y los pinos y los chopos devolverán su sinfonía de aura perfumada.