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Publicado por
PEDRO V. ÁLVAREZ COLLAR
León

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HACE APENAS unos días que recordando la muerte de un lacianiego ilustre, don José Romero Vázquez, mencionaba de pasada a otro, también lacianiego y no menos ilustre, Benjamín Rubio, en este caso reseñando la presentación de sus memorias. Desconocía entonces lo delicado de su salud, hasta el punto que apenas ha tardado en dejarnos también, huérfanos de su grandeza. Conocí a Benjamín hace muchos años, cuando comenzada esta democracia pasó a formar parte de la primera corporación municipal, ocupando un sillón de concejal bajo las siglas del Partido. En aquel entonces el PCE, el Partido Comunista de España era sencilla y llanamente el Partido. Recuerdo aquellas gentes sencillas, plenas de ideales que llegados de las luchas clandestinas, ofrecían sus experiencias y su honradez para sacarnos de una oscuridad que había durado mucho tiempo, demasiado tiempo. Los tiempos que corren van demasiado aprisa y el Partido no supo amoldarse a ellos, así hemos visto como sus gentes casi han desaparecido por completo. La llegada de Izquierda Unida sirvió para ello. Nunca he comprendido como al lado de su nacimiento, pleno de esperanzas en una formación que aglutinara a toda la izquierda al PSOE, no se logró aprovechar la sabiduría y la experiencia de personas como Benjamín Rubio, como José Ramón Vega, como la de otros muchos. Claro está, que así nos lleva luciendo el pelo en el Valle de Laciana desde la retirada de estos prohombres, que en muchas ocasiones anteponiendo el bien común a su bien particular, lo dieron todo por todos y, en la mayoría de las ocasiones tan solo obtuvieron el silencio por respuesta. ¿Qué fue de aquellos primeros tiempos en los que Laciana luchó, hasta lograr ser algo en el panorama provincial?. Desde aquellos lejanos tiempos hasta hoy, apenas ha pasado un cuarto de siglo, pero seguimos llenándonos la boca con proezas como la «Marcha Negra» y otras milongas, olvidándonos de aquellos viejos luchadores que hoy se nos mueren en el mayor de los olvidos. Benjamín fue unos de aquellos pioneros en la lucha sindical defendiendo los intereses de todos, incluso de los que se quedaban siempre a verlas venir, aprovechándose luego de los beneficios conseguidos. «La ambición humana es tan grande que a veces prevalece sobre el sentido de solidaridad», escribía Benjamín en el Epílogo de sus «Memorias de la lucha antifranquista», notándosele un sentido pesar. Benjamín supo de traiciones políticas, supo de ayudar a muchos que, luego, el tiempo demostró no se lo merecían. No olvidaré el abrazo de felicitación que dio a Jesús Fernández (otro mártir del cainismo de la política lacianiega) el día que este ganó unas reñidas elecciones municipales allá por los 80, más cuando su formación política, IU, había sido la víctima propiciatoria de los tejemanejes políticos de personajes que nunca deberían de haber aparecido por estos lares... Benjamín Rubio nos deja, pero queda tras el una vida plena de esas pequeñas grandes cosas que escriben la historia de un país. He leído en estos días reseñas de prensa acerca del, posiblemente escritas por personas que no le conocieron, y hablan del escritor... Nada más lejano de lo que el ha sido. Benjamín fue ante todo una persona de bien, un luchador, un hombre sin doblez. Laciana no sabe lo que le debe a hombres como Benjamín Rubio

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