Un comisario del Santo Oficio y familiares suyos descansan en la tumba encontrada en El Salvador

Un sacerdote y comisario del Santo Oficio que vivió en el siglo XVI es una de las personas que se encuentran enterradas en la sepultura encontrada el jueves en la iglesia de El Salvador, durante una obras de remodelación del suelo que se acometen desde principios de esta semana. La sepultura, la única con inscripción de las múltiples que se encuentran bajo el solado de piedra del templo, que ha quedado a la vista con motivo de las obras, fue objeto de la visita de la catedrática de la Universidad de León Margarita Torres, natural de La Bañeza, que llegó al templo pasado el mediodía de ayer, acompañada por la alcaldesa en funciones, Piedad del Río, la concejala de Cultura, Carmen de la Torre, y el edil delegado de Hacienda, Tomás Gallego. El párroco de El Salvador, Arturo Cabo, recibió a los visitantes junto con el constructor, José Cadenas, para explicarles los hallazgos en el histórico templo bañezano. La labor de limpieza realizada en la enorme lápida descubierta permitió descifrar su leyenda. Así, en sus laterales se lee: «Aquí yace el presbítero Antonio Martínez, cura de esta iglesia y comisario del Santo Oficio, dotador de lo contenido en este rótulo y de esta sepultura». A continuación sigue una palabra que no ha podido ser descifrada. Además, en la cabecera del enterramiento se escribió «Qual les sucede Antonio Alonso y Catalina Martínez, su sobrina y sus descendientes. falleció a 26 de diciembre de 1562». Por último, en la cartela situada debajo, se lee la inscripción latina «orate pro eo». Es decir, que el presbítero e inquisidor constituyó lo que se llamaba una fundación, dotada con dinero para el enterramiento y sufragios por los difuntos que contuviera, donde posteriormente, se enterró a una sobrina suya y su marido, así como a la familia que tuvieron estos. «Limpieza de sangre» Margarita Torres señaló que sacerdote para ostentar el cargo de comisario del Santo Oficio «tenía limpieza de sangre manifiesta». Es decir, estaba demostrado que no había mezcla en su familia con ninguna persona judía». Arturo Cabo señaló por su parte que no consta en los archivos parroquiales ningún sacerdote con el nombre de Antonio Martínez. El párroco indicó que la lápida, situada en la nave central del templo, junto a una columna, podría protegerse con un cristal, con el fin de que, tras la reforma del suelo de la iglesia, quede a la vista para el público.