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Publicado por
PEDRO V. ÁLVAREZ COLLAR
León

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ANDAN, QUE NO se aclaran los unos y los otros, por donde debería de ir el trazado de la nueva Ponferrada-La Espina, bien por donde discurrió toda la vida, o sea valle del Sil arriba, hasta Villablino o, por el contrario lo haría pasando por Fabero hasta llegar a Cerredo. Sea como fuere, la milonga de las promesas de carreteras mil cuando ya huele a elecciones es algo a lo que, de tan acostumbrados como estamos ya no nos asombra. En este caso con las elecciones generales a la vuelta de la esquina parece que al presidente Zapatero le viene de nuevo a la boca, un ramillete de promesas con las que contentar a sus fieles, y una de ellas es el comunicar el sur occidental asturiano con el norte occidental leonés, prolongando desde Asturias la autovía Oviedo-La Espina hasta Ponferrada. Esto representa un hito dentro de las comunicaciones en Asturias, decía en pasadas fechas el presidente asturiano Álvarez Areces, vertebrando dos zonas mineras como son la cuenca del Narcea y El Bierzo. ¿Como si una carretera por muy grande que ésta sea venga a solucionar los endémicos problemas de la falta de industrialización de las deprimidas cuencas mineras, tanto en Asturias como en León?. A pesar de ello, tanto los políticos asturianos como los leoneses se creen que con hacer carreteras ya se llenan las comarcas de industrias, sin darse cuenta de que por muchas autovías que construyan los valles de Laciana y del Narcea estarán a la distancia que están, y existirán muchos polígonos industriales (infrautilizados) más cercanos de las arterias principales del país. Lo que sí que tienen claro al otro lado de la cordillera es el trazado que debería de llevar la proyectada carretera, y que el construir una autovía cruzando zonas peculiares por sus protecciones ambientales, conllevaría grandes problemas añadidos, cosas ambas que nadie se ha parado a pensar a este lado. Por no saber, como digo, no acaban de ponerse de acuerdo si el trazado ha de ir por la cuenca de Fabero hasta Cerredo, o por el contrario ha de seguir como antaño, Sil arriba. Además, ¿alguien se ha parado a pensar los costes de una autovía por esta zona montañosa para un tráfico menor como es el existente hasta el momento?. Está bien prometer infraestructuras realizables, pero como el papel de prensa y los discursos de los políticos todo lo aguantan, de ser que sea gorda, cada uno que llega oferta algo mayor que lo anterior. Ya vimos la Ponferrada-Villablino en que se quedó. Solamente hemos oído hasta el momento la voz de Francisco Garrido, diputado de Los Verdes en el Congreso, diciendo que esta promesa no es más que un mero proyecto especulativo, calificando la obra de irracional e innecesaria, ya que el tráfico soportado apenas si alcanza los 300 vehículos al día. Más duro ha sido Emilio de la Calzada, presidente de la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, que calificó el proyecto de «auténtica barbaridad y barrabasada». Sea como fuere, las elecciones generales están a tiro de piedra y oiremos ésta y mil promesas más que se quedarán en eso, en palabras... Si en vez de esto hablaran de sacar el tráfico pesado de Villablino de una vez por todas, cosa que sería fácil, rápida y necesaria, no continuar soportando esta oleada de camiones que, en su mayoría, incumpliendo las leyes de tráfico, cruzan Laciana en manadas. Pero claro, estas minucias son para politiquillos de poca monta, los nuestros necesitan grandes obras que legar al futuro. Como todos estos semáforos, que en los tiempos de don Pedro y doña Nieves brotaron como hongos desde Villaseca hasta Caboalles, como si les hubieran tocado en una tómbola. Pero bueno esto es harina de otro costal y otro día hablaremos de ellos...

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