| Reportaje | Años de penuria y entrega |
Una dedicación muy municipal
Virgilio Díaz Vega dedicó más de medio siglo a sacar adelante la comarca de Sajambre en sus trabajos de ayudantes de secretario, secretario y finalmente alcalde de Oseja
La persona de Virgilio Díaz Vega siempre ha estado vinculada a su pueblo Oseja de Sajambre y a su municipio al que dedicó más de cincuenta años y que hace unos días le rindió un homenaje. Este medio siglo de entrega a los pueblos de Sajambre se iniciaron primero como ayudante de secretario, más tarde como secretario y finalmente como alcalde durante ocho años. Pero toda historia tiene un inicio y la de Virgilio Díaz comenzó el 10 de noviembre de 1946 cuando contaba 18 años y empujado por el entonces secretario del Ayuntamiento, Estaban Díaz Díaz-Caneja, entra como auxiliar de secretaría con un sueldo anual de 12 euros, entonces 2.000 pesetas. Recuerda Virgilio que comenzó este trabajo sin la menor ilusión, «circunstancia que unida al mal humor que gastaba Esteban, enfermo de estómago, hacía que muchos días regresara a casa secando lágrimas con la manga de la chaqueta y con la clara intención de no volver. Sin embargo los tiempo que corrían no estaban como para desperdiciar oportunidades ni el dinero que obtenía». En agosto de 1948 fallecía el secretario y Virgilio tuvo que ocuparse de la complicada labor del alistamiento de los quintos, cartillas de racionamiento, declaraciones de cosechas de maíz y patatas, pesaje de cerdos para la matanza o la confección de padrones de rústica, urbana y pecuaria que había que presentar a Hacienda, entre otras labores municipales. En cuanto a la contabilidad era lo más fácil dado que acabada la guerra, las economías tanto públicas como privadas «eran pobres de solemnidad». Recuerda que para guardar los escasos caudales se nombraba un depositario. José Díaz Granda. Ocupó el cargo durante años y mando construir un arca de doble fondo con un mecanismo de difícil apretura para quien no lo conociese. Una especie de caja fuerte casera con poco y, muchas veces, nada que proteger», dice Virgilio quien recuerda que con la aparición de la seguridad social se inició una mejora en la vida de la gente. Había entonces que confeccionar las lista de beneficencia de familias pobres y necesitadas. La lista era larga lo que demostraba la carencia que había. Su última etapa fue la de alcalde de la que dice que aunque ser regidor en poblaciones pequeñas es ingrato, «pocos trabajos pueden ejercerse con más ilusión y entusiasmo».