Las obras de la iglesia se ralentizan ante los resultados del georradar
Los sillares de dos columnas de El Salvador se dejarán a la vista
El párroco prefiere el arreglo de otros templos a una excavación arqueológica en La Bañeza
La aparición de restos arquitectónicos ha ralentizado el ritmo de las obras que se acometen en la iglesia de El Salvador, según manifestó ayer el párroco, Arturo Cabo, que explicó que no se ha procedido a echar el suelo en la zona del presbiterio y en la del coro ante los resultados del georradar, de los que se desprende la existencia en el subsuelo de elementos arquitectónicos diferentes a la construcción actual. Cabo señaló la necesidad de «que alguien nos traduzca este informe», cuya realización costeó el Ayuntamiento de La Bañeza, ante los primeros descubrimientos, según se retiró el anterior solado, de madera. En cualquier caso, el presbítero señaló que «la parroquia no va a hacer ninguna investigación» en los restos, al considerar que «carecemos de medios y de conocimientos». Por otra parte, aún no se ha traslado el caso al Obispado de Astorga, que, en opinión del sacerdote, «tiene mil iglesias que se están cayendo y a las que hay que ayudar». La piedra original En cualquier caso, el nuevo suelo, que se ha colocado sobre el primitivo de piedra, permitirá ver la tumba de 1652 encontrada -«a la que se refería la inscripción que se encuentra junto a la columna en la que se encuentra, por lo que hemos podido determinar», señaló el sacerdote- así como otros enterramientos sin inscripciones, gracias a la colocación de estructuras metálicas que soportarán cristales blindados para proteger estos elementos. Del mismo modo, un sistema parecido, aunque en vertical, se aplicará a las bases de las columnas delanteras, cuya piedra original se conserva y ha aparecido al remover el suelo de madera. «Una de ellas se encuentra en mejor estado de conservación que la otra», explicó el cura. Arturo Cabo señaló ayer que las obras que se acometen en El Salvador «han supuesto dos años de papeleo y visitas y se ejecuta lo que han autorizado la diócesis y la Junta». Cabo espera que el déficit que suponga para la parroquia esta obra se pueda enjugar mediante un préstamo por parte del obispado.