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Publicado por
MARTÍN MARTÍNEZ
León

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QUERIDO hermano: Andamos ya a trompicones con el otoño que dicen los expertos ha resultado magnífico para las setas, si bien la nieve anda rondando los altos como el lobo los cancillares. La vendimia ha tenido unos días inmejorables y los centenales ya han recibido el grano que la sementera se echó encima con buenos augurios. Ahora quedan las castañas para arrear el magosto y en poco más de un mes probar, con ellas, la bondad del vino nuevo. Será por San Andrés. Por aquí, hermano, despedimos la temporada de romerías con la última del calendario, la que se intitula de Los Remedios, en Luyego. Entre mientras, hay dos cuestiones en esta nuestra vieja Astorga, la tuya para lo que quieras mandar, que trae a algunos, entre los que me cuento, al retortero. La una en obras, la otra en proyecto. La primera es el eje monumental. El tramo de la plaza Romana, adjudicado antes de las elecciones, tenía que estar finalizado según escritura pública. Se corrobora que la ciudad no tiene suerte con las empresas foráneas en este aspecto; porque a estas fechas, todavía no se sabe cuándo Teconsa iniciará la obra. De manera que la quinta fase, adjudicada hace una semana a empresa astorgana, ya inició la suya. Y aquí surge el problema que ha de traer serias complicaciones cuando la foránea intente su trabajo; tendrá que sacar los escombros e introducir los materiales por zonas ya urbanizadas y no quiero ni pensar en el destrozo que se efectuará en esos tramos de Puerta Sol o San Bartolomé. La pregunta es quién y cómo pagará esos destrozos, por lo que el Ayuntamiento ha de estar ojo avizor a tal asunto, que más de un quebradero le ha de proporcionar. Al tiempo. La segunda cuestión, y preocupación, se nos presenta con la casa de Robles, la cual será algún día lugar de expansión y desahogo para el museo de los Caminos. Desahogo que necesita para recuperar espacios. A la memoria me viene, hermano, que alguien ha dicho -en los papeles salió- que tal casa carece de valor arquitectónico, por lo cual no merece conservación y podrá ser derribada sin inconveniente alguno. Discrepo rotundamente. No sé si en el plan de Urbanismo tendrá algún tipo de consideración para ser protegida, que sí debiera tenerlo en cuanto a su fachada se refiere. Lo cierto es que ese edificio es un buen ejemplo de la arquitectura y urbanismo eclécticos de los años treinta del pasado siglo; década aquella de la que tenemos escasos ejemplos en nuestra ciudad, por lo que su conservación debiera realizarse. Otra cosa, querido, es que aquel tipo, el señor Robles, de quien ya te hablé alguna vez, levantó dicho edificio a contracorriente. Al dejar libre lo que hoy es glorieta Eduardo de Castro, se encaprichó de ese solar, mientras otros aceptaron los de la calle Santa Marta. Y allí levantó su casa restando visibilidad al palacio de Gaudí. Pero ahí está, como muestra de aquella época y quizás con un poco de sensatez por parte de quien corresponda se llegue a un acuerdo. Así, pensando como astorgano de a pie, me decía un colega que solamente hay dos soluciones: mantener tal cual está la fachada interviniendo en el interior, o derribarla -pecado mortal- en su totalidad sin que se ocupe el solar resultante, a no ser con un retranqueo considerable y dejar despejada la zona. Claro está, hermano, que en estas cuestiones los legos en la materia poca vela tenemos. Los peritos en ella, amén de los políticos de turno, deciden; después, las protestas al maestro armero. Acuérdate del caso de la pantera rosa -colegio Santa Marta o los ventanales de la casa consistorial. O el asunto del ascensor en la misma. En la última me pedías opinión sobre el edificio de la comisaría. Entraremos en la próxima, pues hay tela que cortar para muchos trajes. Abur.

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