Diario de León

Un museo escondido bajo la tierra

San Adrián del Valle cuenta con una bodega impresionante por sus dimensiones que está igual que cuando cesó su actividad hace 60 años Se mascó la tragedia

Uno de los rincones más bellos de la bodega

Uno de los rincones más bellos de la bodega

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Armando Medina - corresponsal | san adrián
León

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Al llegar a las puertas de la bodega uno no puede imaginar, ni remotamente, lo se encontrará en el interior. Aunque una placa en la fachada advierte que ésta, la fachada actual, se construyó en el año 1918. Estamos en San Adrián del Valle, en el límite sur de la provincia de León. El alcalde, Ramón Fernández, abre las puertas y ante los ojos aparece un museo escondido en la tierra. Todo está como hace 60 años, cuando esta fábrica de vino cesó en su actividad. Sorprende por el tamaño de todo lo que allí hay. Las estancias, pasillos o cubas son inmensas. Según señala el regidor tendrá cerca de 6.000 metros cuadrados en la tierra. «No sé si habrá otra de estas dimensiones en todo el mundo. No podemos imaginar lo que tuvieron que trabajar aquellos hombres para cavar todo esto en la tierra», comenta. Existe una cuba de madera de 112.000 litros y un depósito de barro de un millón de litros, más otros dos de cemento de cemento de 300.000 cada uno. Aquí todo es a lo grande. Cuenta el alcalde, que en su época de máxima producción salían de la misma 1.280.000 litros al año y contaba con unos 40 trabajadores de forma permanente que se multiplicaban en tiempos de campaña. La uva se movía por su interior en vagonetas. Y hoy se puede apreciar en perfecto estado de funcionamiento hasta la red de raíles que recorren todo el interior de la cueva. Hasta existió un proyecto de construcción de un ramal de vía de tren para llevar el vino hasta la estación de la localidad de Pobladura del Valle (Zamora) que dista uno 8 kilómetros de San adrián, ya que la mayor parte del producto se distribuía a la montaña leonesa y a Asturias. La bodega era propiedad de un médico de la localidad, Baltasar Otero que instaló su propia clínica en el pueblo. A su muerte, hace unos 60 años todo se perdió. Eran tiempos de esplendor de esta villa. Hoy el aAyuntamiento quiere que alguien recupere la bodega y pueda visitarse de forma habitual.

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