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| Reportaje | Lección aprendida |

Un premio sabroso

El proyecto «Ayúdame a comer sano» que el colegio de Babia presentó a un concurso educativo de la Junta se ha llevado cuatro mil euros, que se invertirán en el centro escolar

Los niños del colegio comen en el comedor escolar, donde también se desarrolló el proyecto

Publicado por
Vanessa Araujo - corresponsal | babia
León

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La comida entra muchas veces por la vista y, otras, ni si quiera se prueba por prejuicios. Muchos son los que no comen verduras o platos de otros países simplemente porque alegan que no les gusta. Todo ello se suma a los problemas de la sociedad actual y a la influencia de la vida rápida. Ver comer a niños cada vez más pequeños hamburguesas o bollería industrial está siendo algo habitual. La estadísticas demuestran que la obesidad es uno de los problemas de los jóvenes de hoy e, incluso, de muchos niños. La mala comida y los malos hábitos alimenticios son muestra de ello. A todo esto hay que sumar que el hombre, por los nuevos estilos de vida y las aficiones, cada vez es más sedentario. El colegio de Cabrillanes, el Centro Rural Agrupado de Babia, participó el curso pasado en la iniciativa de la Junta de Castilla y León Experiencias de calidad desarrolladas por centros educativos. Su apuesta fue Ayúdame a crecer sano , una iniciativa para que los estudiantes aprendieran a comer. Ahora, la Junta ha premiado este proyecto en el que participaron padres, madres, profesores y alumnos y en el que implicaron a gran parte de los agentes sociales del municipio, con cuatro mil euros. El montante del premio se reinvertirá en el propio colegio, para continuar mejorando la educación que ofrecen a los alumnos. Éste no fue el único colegio leonés que recibió galardón en el certamen. Otro de los premios lo recogieron los profesores y alumnos del colegio de Laguna Dalga. Durante el curso pasado, los alumnos y profesores de Babia elaboraron un proyecto y una memoria para que los estudiantes aprendieran a comer, contando con la colaboración de los padres, ya que como los niños comen en el colegio ellos debían compensar las cenas. En la iniciativa también participaron el centro médico de Cabrillanes, los Centros de Acción Social del municipio y el equipo del comedor del colegio. Durante todo el desarrollo, los alumnos aprendieron a diferenciar qué les gustaba realmente y los que no les gustaba, probaron nuevas comidas y descubrieron nuevos gustos. Desde el colegio se señala que el proceso aún no ha concluido y que la experiencia ha sido tan positiva que los estudiantes continúan aplicando en sus casas lo aprendido durante todo el curso pasado. Un proyecto para aprender a comer y con premio.

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