Una sabrosa convocatoria

La cofradía de San Antón de La Bañeza celebró ayer sus jornadas de exaltación del cerdo, recuperando la tradición de distribuir entre sus convecinos raciones de chichas, con pan y vino. Este acto se había perdido en los últimos años y los cofrades han decidido retomarlo y repetirlo en años sucesivos, según confirmó ayer el juez, Javier Merino. Los hermanos cocinaron ayer las chichas -en total 135 kilos- en una gran perola, con aceite de oliva y vino blanco, y revolvieron bien la mezcla con grandes cucharas de madera. «Tienen que quedar sueltinas», recomendaba uno de los cocineros, mientras otro removía con las manos la materia prima en una artesa para hacer el mondongo . Pronto empezó a formarse una cola de bañezanos que esperaba su turno para degustar el plato que, a juzgar por el olor, estaba sabroso. La primera en probarlo fue una niña, y muchos de los afortunados comensales eligieron la cercana plaza de Obispo Alcolea para sentarse al sol y degustar tan tradicional propuesta culinaria. Otros, sin embargo, comían sus chichas contemplando el cerdo abierto en canal que la cofradía había colgado a la entrada de los soportales de acceso al centro cultural Infanta Cristina, como emblema de las jornadas. «El reparto de chichas se dejó de hacer, al igual que la matanza del cerdo, por las restricciones legales que acompañan a esta última actividad. Pero la cofradía quiere retomar estas jornadas de exaltación con el fin de devolver al pueblo, que colabora con nosotros con la compra de las papeletas, algo de lo que nos da. Y si el día acompaña, como hoy, mejor todavía», explicó Merino, que reconoció la labor de los colaboradores en esta actividad.