Diario de León

| Reportaje | Una saga que continúa |

Medio siglo tallado en madera

La familia Castro ha pasado de tallar la peana de la Virgen de Celada de La Robla con formón y cepillo en los años 70 a trabajar ahora puertas y ventanas solamente a máquina

Tino, Higinio y el joven Martín trabajando en el taller de la carpintería

Tino, Higinio y el joven Martín trabajando en el taller de la carpintería

Publicado por
José A. Barrio Planillo - corresponsal | la robla
León

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«Como el cepillo, el serrucho o y el formón, ya no lo hay», comentan los hijos del afamado carpintero roblano, Teodoro Castro, que falleció ahora hace 15 años, precisamente cuando se cumplen las bodas de plata del taller de carpintería que mantienen abierto en La Robla sus dos hijos Tino e Higinio y su nieto Martín. Son muchas las anécdotas que recuerdan desde pequeñitos cuando se dedicaron ya de lleno a cepillar y formonear aquellas rudas tablas de los años 70, que sin embargo se convertían después de un laborioso trabajo en veraderas obras de arte. Y razón no les falta. Entre ellas se encuentran el encofrado del altar de la iglesia parroquial y la peana de la Virgen de Celada de La Robla, o también los junquillos de aquellas gigantescas luceras de la antigua fábrica de Cementos. Tino, el hijo mayor de Teodoro, rtecuerda con nostalgia: «Mi padre y yo montábamos en bicicleta con la maleta y las herramientas y a pesar de la nieve portábamos tableros de más de tres metros y recorríamos los valles de Fenar y Alba o hasta Rodiezmo para hacer duros trabajos». Su hermano Higinio también comenta aquellos costosos trabajos que se hicieron «siempre aprendiendo de nuestro padre como fueron los moldes para los pilares de la presa de Riaño ya por los años 80». Ahora dicen, que todo ha cambiado muy rápidamente y que la tecnología manda «aunque nada nos ha metido miedo». La generación y la saga de los Castro continúa. Y si no que se lo pregunten a Martín, hijo de Tino: «Mi idea es ampliar el taller de toda la vida».

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