Diario de León

| Reportaje | Una parroquia de estreno |

La incógnita por descubrir

Los restos humanos aparecidos en el subsuelo de la iglesia de El Salvador podrían corresponder a sus creadores y a un descendiente que refundó el monasterio en el siglo XI

Una de las tumbas que quedan visibles bajo cristales

Una de las tumbas que quedan visibles bajo cristales

Publicado por
Maite Almanza - la bañeza
León

Creado:

Actualizado:

La Iglesia de El Salvador de La Bañeza reabrió ayer su puertas tras casi cuatro meses de obras. En el transcurso de los trabajos de mejora fueron hallados restos humanos que podrían corresponder a los fundadores del antiguo monasterio del mismo nombre: Abamor Eximiz y su esposa Sendina, de origen mozárabe, que donaron al que fuera obispo de Astorga, San Genadio, el monasterio a comienzos del siglo X. Ambos compartirían espacio en el subsuelo del actual presbiterio con su descendendiente, el sacerdote Doney, que refundó el monasterio a comienzos del siglo XI, después de que Almanzor lo destruyera en el año 997. Esta hipótesis, cuya confirmación queda en manos de los expertos e investigadores que han trabajado en la supervisión de la intervención arqueológica realizada en el templo, ya fue apuntada por estudiosos como Augusto Quintana que, en su obra Monasterios bañezanos , ya defendía la importancia de este enclave religioso. El presbiterio de la actual iglesia conserva un altar románico del siglo XII de gran valor, bajo el cual se ocultarían dichos restos humanos que, necesariamente, habrán de ser anteriores a esa fecha. En esta zona han aparecido también las bases de las columnas primitivas, similares a las que enmarcan el presbiterio y han quedado expuestas al público bajo unos cristales. Además, los trabajos realizados en la iglesia permitieron documentar una tumba de 1562 de un sacerdote y comisario del Santo Oficio llamado Antonio Martínez. El actual párroco, Arturo Cabo, precisó ayer que el libro más antiguo que conserva la iglesia es uno de bautismos de 1560. Además, señaló que todo el suelo del edificio «está lleno de tumbas, de pared a pared, separadas por un pasillo de 40 centímetros». El sacerdote indicó que «todas están formadas por tres piezas de losa, la primera de las cuales tiene un agujero para ser levantada», y que «el libro de defunciones prueba que muchas personas pedían ser enterradas en la iglesia».

tracking