Diario de León

CARTA TE ESCRIBO

Bienvenida Doña

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MARTÍN MARTÍNEZ
León

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QUERIDO hermano: Deseo que los tiempos te sean propicios. Por aquí andamos intentando espantar los malos espíritus aunque, todavía, no se atisba el carnaval. El catarro, el constipado, el estornudo, la gripe en definitiva nos acambona y el moqueo es continuo que nos tiene en un sinvivir; el moquero en eterno viaje del bolsillo a la nariz; pues ha dicho la santa que espanto el andancio o echo mano del papel en forma de clines , que la lavadora no da abasto a tanto desbarajuste. Desbarajuste, querido, que todos andamos exorcistando en lo que a obras se refiere en esta antigua ciudad por el eje monumental y la nacional 120. A su tiempo lo sabrás, que ya has visto como ha puesto al PAL y a la UPL frente a frente. Y digo lo de antigua, no por los años que Augusto le puso encima con su fundación, que también; te lo digo por la sorpresa que me llevé, un día loco, cuando me dio por revisar la campana consistorial. Campana que, como sabes, porque eres casi tan listo como los conejos de Borrenes, data de 1748 nada menos. Allí lo pone, tú. Había revisado documentos dieciochescos y encontraba, cuando de la ciudad hablaban, que escribían: la muy N. L. y A. ciudad de Astorga. La L y la N no daban problema de interpretación: Noble y Leal; que después vino lo de Benemérita; y más tarde lo de Magnífica y Augusta, ya con el Bimilenario. Pero aquella A no pude descifrarla hasta que sonó la campana en cuyo cuerpo grabaron lo de Muy Noble, Leal y Antigua; título este último perdido en la noche de los tiempos y que no puedo desentrañar cuándo se le concedió, ni cuándo ni por qué dejó de usarse. Habrá que seguir buscando en viejos y polvorientos papeles sin perder la esperanza aunque, como dices muchas veces, perdamos el tiempo en cosas insustanciales; los de números sois así. Pero, ya que no nos pagan, bueno es que tengamos la satisfacción de perder ese tiempo en aquello que nos dé la gana. Y no perder la esperanza, hermano. Eso lo último. Fíjate que ahora tengo toda ella puesta en la visita del miércoles; la primera oficial que hará la Doña a Astorga después de haberse alzado con la vara de presidenta provincial. Esperábamos su visita en plan institucional -aunque ésta lo sea- con recibimiento corporativo, salón engalanado, discursos no sólo de compromiso, posibles promesas, y aplausos más o menos enardecidos. La visita es para inauguración. De la tercera fase del PIA, traducido a román paladino Polígono Industrial de Astorga, donde los responsables del mismo piarán a los oídos de doña Isabel, en demanda de apoyo moral y monises de la Diputación; el fin es apañar unos miles de metros cuadrados, que hay que comprar, para la cuarta fase. Y te hablo, querido, de mantener la esperanza de esa ayuda, porque en las tres primeras fases, esa sociedad que en su día crearon en comandita Ayuntamiento y Cámara, el PIA, ha tenido que bandearse a su buen entender; con dos trillos y más de una hipoteca lo sacaron adelante. Bueno, solamente la Diputación provincial estuvo presta a arrimar el hombro. De doña Isabel, que por aquellas calendas ocupaba una de las consejerías clave, en la ribera del Pisuerga, salieron escaldados; se les negó el pan, la sal y, por supuesto, la subvención. Uno piensa que los tiempos han cambiado; que no es lo mismo ser consejera a lo lejos que presidenta de cerca; que ojeará los antecedentes del organismo provincial y que si ha decidido venir el día 23 a inaugurar algo en lo que pudo haber intervenido y no lo hizo, es porque se dispone a arrepentirse de sus faltas y buscar la absolución a los pecados. Los astorganos, siempre benévolos, se los perdonamos de antemano; como penitencia le imponemos el apoyo que estamos seguros concederá. En la próxima te lo cuento. Bienvenida, Doña.

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