Diario de León
Publicado por
MANUELA BODAS
León

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ASÍ REZA ENCIMA del portalón de entrada de la casa de Isabel Álvarez Prieto y Pedro Acebes Fuertes. Esta casa sita en la calle Convento, 41, de Villoria de Órbigo, es una muy especial por varias y hermosas razones: por ser la casa de los antepasados de Isabel, una anfitriona extraordinaria que no repara ni en tiempo ni en amabilidad a la hora de mostrar el museo etnográfico más pulido y cariñosamente montado que tiene en su casa. Otra razón, es el amor que se respira en sus muros centenarios. Isabel, con la ayuda de su marido Pedro, conserva la bodega donde su padre pisaba la uva para elaborar vino, la cocina donde se curaban los chorizos, el pote donde cocían las viandas que fueron el sustento de la sangre que hoy nos muestra su colección de sartenes, de cestos, de perolas de barro, de aperos de labranza, de máquinas usadas para todas las labores del campo, incluida una máquina de coser que es un tesoro y otra de asar castañas que recuerda a la Mikado. Todo está pulido, lijado, barnizado. En los objetos no se ha posado la pátina del tiempo. Como la misma Isabel nos cuenta que todo estaba oxidado y con el poso del olvido sobre sus átomos. Pero cuando se quedó con la casa de su padre, con la colaboración de su marido, limpió los objetos y dejándolos como nuevos. En esta casa del siglo XIX, también podemos encontrar documentos en los que aparece el escudo del Ayuntamiento de Villarejo de Órbigo que otrora se estampase en los documentos oficiales. La receta, mantecaditos pedreños con azúcar isabelina; con los siguientes ingredientes: Isabel Álvarez Prieto, Pedro Acebes Fuertes, casa de los aperos. La preparación comienza con la mejor manteca del mundo, que sirve para drenar pensamientos y sentimientos en los racionales mortales que por el mundo andamos, llamada cariño y dedicación; tanto Isabel como Pedro, han untado todos los objetos que han ido a parar a sus manos para darles vida. Todo en ella ha vuelto a ser. En esta casa sigue la viva presencia de los antepasados con el respeto que por ellos debemos sentir, porque sin ellos y su experiencia en el tiempo no estaríamos aquí. Este museo etnográfico particular deja un poso de saber vivir en el tiempo y en el buen hacer de los moradores antiguos y de los que ahora hacen hogar en él. Si a Villoria de Órbigo tienes que viajar, la Casa de los Aperos no dejes de visitar.

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