| Reportaje | Costumbre ancestral |
De la subsistencia a una fiesta tradicional
Los vecinos de Villamañán aprovecharon la matanza popular para reunirse a degustar los manjares del cerdo
Lo que en épocas pasadas fue una necesidad de la economía familiar, como la matanza del cerdo, se ha transformado ahora en una fiesta popular en la que localidades, como fue el caso de Villamañán ayer, se reúnen en torno a la matanza del cerdo para celebrar un día en comunidad con los vecinos. Al son de la dulzaina y el tamboril, los mozos de Villamañán, ataviados con la indumentaria y los aperos necesarios, procedieron, tal y como mandan los cánones del estilo tradicional, a la matanza de los dos cerdos, adquiridos por el Ayuntamiento ante la presencia de numerosos vecinos y curiosos, que pudieron observar, desde primera línea, todo el proceso que la matanza conlleva. Entre los asistentes se contó con la presencia de la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco, el diputado del PP por León, Juan Morano, los diputados Juan Martínez Majo y Cipriano Elías Martínez, y el alcalde de Villamañán, Segundo Tejedor, acompañado de la corporación municipal. Carrasco declaró, que la presencia de la Diputación en actos como este supone «el apoyo de la institución a localidades de menos de 20.000 habitantes y el apoyo a la lucha por conservar tradiciones tan ancestrales como la de la matanza». Además, brindó la oportunidad para que el Ayuntamiento elabore una memoria del próximo Festival de Jazz que se viene realizando en Villamañán para que la Diputación tome partido. Tras el acto de la matanza, vecinos y visitantes pudieron degustar el sabroso picadillo y la morcilla de los animales recién sacrificados, que los jóvenes de Villamañán habían cocinado. Éste es el cuarto año consecutivo que Villamañán celebra la matanza popular y ya se ha convertido en una cita indispensable para sus habitantes.