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El son de una antigua romería

Las mujeres del pueblo recuperan los versos de una composición que se interpretó por última vez en 1992 y que formaba parte de una importante fiesta para toda la zona

La iglesia de San Félix de la Vega se llenó para la misa y el canto del ramo

Publicado por
A. Domingo - san félix de la vega
León

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San Félix de la Vega recuperó la tradición del canto del ramo en la fiesta de san, o santo, Tirso, después de que la última vez que se cantara su martirio fuese el año 1992. Entonces, hace ahora dieciséis años, dos mujeres, Pilar Prieto de Vega y Francisca Pérez, ayudaron a recomponer el pasaje y la plegaria, si bien, en esta última, se añadieron elementos novedosos. San Fernando es el patrón de San Félix de la Vega, en el término municipal de Riego. Sin embargo, es el protector de las extremidades y los accidentes el que ocupa el puesto principal en el pequeño retablo de la parroquia del pueblo, donde, en otro tiempo, era ésta «una fiesta que congregaba gentes de todos los pueblos vecinos», señalaban ayer en el pueblo. Los fieles llegaban con sus exvotos, velas con forma del miembro para el que se pedía la curación al santo, se celebraba una comida popular y se bailaba por la tarde. La costumbre, que los mayores del lugar recuerdan de su época de niños, se perdió, y el canto del ramo, junto con la fiesta, comenzó a olvidarse, «aunque nunca se perdió del todo», explica un paisano. La romería se celebraba en tiempos en los que «no había trabajo en el campo en esta época del año» y ayer se indicaba que los vecinos de Santa María de la Isla acudían en masa a la celebración. Ayer, la fiesta se redujo a una procesión antes de la misa y el canto del ramo al finalizar ésta. Vida de san Tirso es una composición de 132 versos, distribuidos en 33 cuartetos, que las mujeres del pueblo interpretaron ayer en el interior de la iglesia. Un canto largo, en el que un chavalote sujetaba el ramo, al que siguió el cantar de la plegaria: otros 17 cuartetos en los que el ramo siguió levantado. Los tormentos El martirologio romano señala que Tirso falleció en la persecución de Decio, en el año 250, y que, tras padecer varios tormentos junto con Calínico, murió degollado. Se cree que era natural de Toledo. Estos datos los recogen los cuartetos de las mujeres de San Félix, que añaden el «gran linaje» del mártir, tan venerado en tierras leonesas. El canto del ramo señala que, el primer tormento consistió en tirar «por los extremos, en direcciones contrarias, descoyuntándole los huesos». Posteriormente sufrió cárcel, donde recibió el bautismo, y, tras la intervención en la causa de un nuevo juez, fue arrojado al mar «de pies y manos atado». La intervención celestial salvó al fiel cristiano, al que se quiso arrojar a agua hirviendo y a los osos, leones y leopardos, sin conseguir llevar a efecto la ejecución, ante la explosión de la caldera y .la actitud de los animales hacia la víctima. Finalmente, se le encerró en un cajón, donde fue aserrado. Sin embargo, el cantar no señala que el suplicio originase la muerte. Al margen de cantares, san Tirso murió serrado por sus verdugos. En la plegaria, los elementos versos novedosos piden el final de las guerras «y también del terrorismo» y se advierte, en una nueva estrofa, sobre la intención de dejar el recuerdo a las generaciones venideras. En cincuenta años Entre Veguellina de Órbigo y Riego de la Vega, San Félix, al lado del río Tuerto, tuvo que recomponer un canto en 1992 que no se había escuchado desde «hacía unos 35 o 36 años», señalaban ayer en el pueblo. Es decir, que en los últimos cincuenta años se ha cantado el ramo en dos ocasiones. Las mujeres que interpretaron la pieza musical vestían traje regional. Las cintas del nuevo ramo «hubo que recogerlas de las casas». «Este año, con mucha fuerza, lo hemos conseguido hacer». La pequeña iglesia de San Félix, con las mujeres sentadas en la parte delantera y los hombres atrás, con sus bancos para los niños, los monaguillos y los toques de campanilla durante la consagración remite al pasado. «Aquí conservamos muy bien las tradiciones», explica un vecino, que ve, en la pérdida de población que ha sufrido el pueblo, el principal enemigo para que continúen en el futuro este tipo de celebraciones.

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