| Reportaje | El grito unánime de un valle |
«Que alguien haga algo»
Los alcaldes no entran en valoraciones técnicas, pero coinciden en pedir una solución a las crecidas de la época de lluvias y a la desaparición del río en algunos tramos durante el verano
En un valle en el que la regulación del río suena desde el primer tercio del siglo XX, los alcaldes, acostumbrados a ver el río campar a sus anchas por las calles de los pueblos desde niños, no entran a valorar las conclusiones del estudio de alternativas de la CHD. La valoración más positiva llega desde Truchas, donde la presa que se estimaba agresiva con el medio ambiente. «No vamos a entrar en asuntos técnicos, pero es lo que pedíamos: una solución más respetuosa con el medio», manifestó el socialista Francisco Simón, que asegura que en su municipio «entendemos el problema que existe aguas abajo y que parece que se va a arreglar». Y aguas abajo, tanto en Castrocalbón como en San Esteban de Nogales, los regidores opinan que «lo importante es regular las avenidas salvajes de agua y evitar que no tengamos río de mayo a octubre», señaló Luis Antonio Cenador, del PSOE, para quien regular el río es también «cuestión de ocio y de instalaciones deportivas». En San Esteban, Santiago Fernández, del PP, asegura que a su pueblo «le vale todo lo que evite esas riadas que tanto daño hacen. Acepto desde uno a varios embalses o presas, lo que diga la confederación; cualquier cosa, excepto ver al río en las calles del pueblo», señala en un desesperado «que alguien haga algo, pero que lo haga».