| Reportaje | Recuperar el Eria |
Claros y oscuros en el curso alto
La cabecera del río combina tramos de un valor ecológico muy alto y otros donde existen procesos de degradación, según el proyecto para recuperar los ecosistemas del cauce
El río Eria presenta en su cabecera «varios tramos de un valor ecológico muy alto, incluso excepcional, tanto en bosque de ribera como de especies animales», junto con otros puntos en los que existen procesos de degradación bastante importantes», según manifestó Pedro María Herrera, de la empresa Gama-Alternativas Medioambientales, y uno de los redactores del proyecto Biodiversidad en los Ecosistemas Acuáticos de la cabecera del río Eria. El citado proyecto se premió con un accésit en el Concurso de Proyecto para la Biodiversidad, organizado por la Fundación Biodiversidad, el Ministerio de Medio Ambiente y la Federación Española de Municipios y Provincias, y, en la actualidad, se busca financiación para su puesta en marcha. Según explicó Herrera, existen en el Eria y el Truchillas, afluente del primero, especies amenazadas como el desmán de los Pirineos -un mamífero acuático e insectívoro, emparentado con los topos- y la salamandra rabilarga -del norte de Portugal y dde zonas de León, Galicia y Zamora-, además de otras especies de anfibios, que habitan en las fuentes del Teleno en las que nace el Eria. Con respecto a la trucha, aunque aún se encuentran ejemplares muy apreciados por los pescadores, se ha experimentado «un descenso bastante importante de su población, como hemos podido comprobar en las entrevistas que hemos realizado a aficionados y vecinos de la zona, que también constatan un descenso del tamaño de los ejemplares y de su calidad». Dentro de su valor ecológico, el Eria se encuadra dentro de dos zonas de interés comunitario, de la Red Natura 2000 de la Unión Europea, entre las sierras de la Cabrera y el Teleno. El proyecto de mejora en la cabecera del río busca actuar sobre los procesos de degradación del río, compaginando la actividad de los habitantes del municipio con la de los técnicos en medio ambiente y guardas que trabajan en la zona. La degradación La degradación de las riberas del río se ha debido a la proliferación de los incendios forestales y al abandono de actividades que se desarrollaban de modo tradicional en la zona: desde los cultivos y las explotaciones ganaderas hasta los molinos y los linderos vegetales, entre otros. De esta manera, se ha producido una pérdida de la capa vegetal en puntos de la orilla, que favorece el arrastre de material y su sedimentación, que dificultan o impiden la reproducción de los peces y otras especies. También se observa, indicó el técnico, un aumento de la uniformidad en las orillas, en las que prolifera «el matorral, que impide llegar al río, donde antes existía bosque o claros para el cultivo, que agarraban el terreno e impedían el transporte de sedimentos». Son los procesos de degradación que se producen los que tuvieron una importante repercusión en la riada de octubre del 2006, al aumentar el volumen del material que arrastró el río. La riada influyó de forma negativa en la población de truchas. Gestión tradicional El proyecto diseñado se desarrollaría a lo largo de cuatro años. Comenzaría, señaló Herrera, por los aspectos más prioritarios, en un trabajo de colaboración entre la población y los técnicos: «La gestión fluvial no es nada fácil y podría darse el caso de que una medida no consiguiera el resultado deseado. Así, buscamos técnicas de gestión, diseñadas de forma tradicional, que los implicados avalen, diseñen y localicen, de forma que, por ejemplo, crear una micropresa con piedras del lecho del río no suponga un peligro de inundación en ese punto», señaló el técnico.