Diario de León

CARTA TE ESCRIBO

Astorga, la excepción

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MARTÍN MARTÍNEZ
León

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QUERIDO HERMANO: Que ya no estamos para galopes es evidente; bueno, ni siquiera para trotes, como los que nos proporciona agosto; al paso y basta. Media comarca festejando a la Patrona y la otra media a San Roque; y los despistados con gentes que vuelven cuando se van los vencejos hasta celebrando a San Esteban de diciembre. Total, que nos dejan hechos unos zorros. Hay un trajín que no veas; semanas culturales, pendones ondeando, ferias a tutiplé, fiesta del forastero o del emigrante, del turista , sopas de ajo al anochecer, chocolatada de madrugada, recreaciones muchas veces tergiversadas, etc. Anda Napoleón redivivo por estas tierras y el pueblo que se precie algo rinde pleitesía al Corso. Dice Nolete que dejarán alguna celebración para más allá del 2011, que eso de celebrar derrotas nunca ha sido santo de su devoción aunque en España somos dados a ello. Claro que si de esta forma se aprietan lazos amistosos con franceses, ingleses, polacos, dinamarqueses y demás pueblos que fueron hollados por la bota napoleónica, bienvenidas sean recreaciones, celebraciones y libaciones; todo por la armonía y la "fraternité" que los otros dos postulados mejor no tocarlos por si nos chamuscamos. Y si de fiestas andamos, hermano, que quieres que te diga de pregones y pregoneros, también pregoneras. Cada localidad que se precie tiene el suyo; a casi ninguno le dan tres cuartos que despachados quedan con una cena y el orgullo de haber voceado las excelencias del poblado en cuestión. Pero en este aspecto, y desde hace unas décadas, hay una trampa saducea, tal vez macabea, querido. Si abres el abanico de celebraciones desde las Pascuas Floridas a los Cristos septembrinos, dale aire para que ahuyente a los malos espíritus. Ojea los programas festeros y desde la capital del Reino a la más humilde aldea toparás con una legión, que digo una legión, todo el ejército político desfilando por estrados, teatros y balcones consistoriales invitando al pueblo a que disfruten del circo, que el pan según van las cosas habrá que racionarlo. Desde el concejalín del pueblo más recóndito, hasta llegar al ministro, o ministra, de turno, y si se tercia algún que otro presidente, pasando por subdelegados, delegados, directores generales y toda la tropa, desde el cabo al general, hace bolos veraniegos como pregoneros festivos. Y la cosa como tiene que ser; en cada lugar será elegido aquel que sea de la misma cuerda de presos votantes que corresponda al alcalde anfitrión; que en eso de pregonar excelencias y dar coba al enemigo ni agua, tal como en la guerra. Sin embargo, hermano, en este aspecto aquí en Astorga está la excepción, por aquello de confirmar la regla. En esta ciudad, desde hace unos cuantos años ese menester pregonero no se encomienda a político alguno; vade retro . Sin rubor ni peloteo que sabes no me va, la medida se la debemos al alcalde, a Juanjo, que siempre ha querido deslindar los campos en tal aspecto. Revisa nuestro programa y encontrarás que han ocupado ese balcón consistorial catedráticos, músicos, pintores, poetas, académicos, más de cuatro plumillas, sacerdotes y militares. Nada de políticos que abundan como la ruda y van a lo suyo. Este año lo hará un catedrático que a la vez, ya te lo he escrito en dos ocasiones, es un novelista emergente. Será Andrés Martínez Oria, con dos novelas de éxito en medio año y la tercera a punto de aparecer. Me congratula la elección. Porque bueno es que los pregones sean asépticos, históricos si hay motivo, literarios y personales. Astorga, como en otras muchas cosas, querido, en este asunto es la excepción. El 23 empezamos, precisamente con el pregón. Te espero.

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