Javier Valverde y Salvador Vega salieron también por la puerta grande en efecto dominó
Fran Rivera triunfa desde el hotel
El público y la presidencia cargan de orejas una tarde de más gestos que toreo para puristas
Quedó el listón tan bajo con la faena que abrió plaza que poco mérito más hacía falta exigir para abrir la puerta grande al resto del cartel. A Rivera Ordóñez le bastó con recibir al primero de rodillas, calentar la grada con un tercio de banderillas efectista y hacer gala de un notable manejo del estoque para salir a hombros. Por similar rasero se midió también a Javier Valverde, para el que la concurrencia pidió incluso más que las dos orejas por arrimarse con ganas y aún después de la decepción de Salvador Vega en el primero de su lote, al que mató con más trabajo de la cuenta, con el que cerró plaza cortó los dos apéndices más por valor que por torería. Resumen: todos a hombros, el público feliz y el año que viene más, con un poco de suerte. Astorga fue a la plaza a ver a Fran, no a Rivera Ordóñez y desde que salió por la puerta del hotel ya lo había convertido en el triunfador de la tarde. Compartió con la grada el tercer par de banderillas, que colocó al violín y dedicado al tendido de sol y después de engarzar dos tandas de media docena de muletazos y hacer un guiño al respetable, decidió poner fin a las trabas que le ofrecía en los medios Alabardo , su primer enemigo y lo remató con una estocada ligeramente trasera pero efectiva a no más poder. El segundo de su lote salió al ruedo con una mano tocada y tampoco hizo mucho el mayor de los Rivera por romper el ritmo andante que sugería la faena. Después de que dos espectadores se enzarzaran en la grada (una pelea obligó a detener la lidia cuatro minutos) también el diestro se calentó; sacó una serie bien hilvanada rodilla en tierra y después de un primer pinchazo mandó al morlaco al desolladero. Valverde estuvo cómodo en el anillo y trató de exprimir al máximo al primero de su lote, bizco por el pitón izquierdo, con el que acabo merced a un volapié espectacular que le valió el triunfo. Al quinto de la tarde apenas pudo ligarle dos series seguidas, pero se sacó tres muletazos de chispa para exaltar un poco más a la concurrencia y en la suerte suprema, dos pinchazos y media desprendida le dejaron sin apéndices (al toro, no a él) y resolvieron con aplausos y saludo la sesión. Salvador Vega no conectó con la grada y de no mediar un desmedido sentido de la ecuanimidad, hubiera dejado escapar enteros a los dos bichos de su lote. En el que abrió su turno, el público se dedicó a jalear con ganas... a la muchacha del servicio de bebidas del coso al que mandó a la eternidad con dos pinchazos, media estocada trasera y el descabello. Ante el que cerró plaza llegó a desprenderse de los aperos por dos veces para no dejar entre los pitones y su corazón más protección que la taleguilla y después de un pinchazo se hizo certero estoque en mano y dio por cerrada la sesión. Faltaron las palomitas. «¿Sacar también al sobrero? Aquí hemos venido a torerar, no a trabajar, no te confundas» JOSÉ GUTIÉRREZ «JOSELITO» Banderillero