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Publicado por
MARTÍN MARTÍNEZ
León

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QUERIDO HERMANO: Cuando el otoño, ya cercano, nos ofrece las primeras vendimias, también los primeros escalofríos y las fiestas del Cristo, en Astorga se cierra la prolongación festiva con el Certamen de Cortos. Bien informado has estado de todo ello; no obstante, por mi parte quiero resaltar un aspecto del mismo: el más que merecido homenaje que en esta edición se ha tributado a nuestra eximia investigadora, primera figura de la etnografía leonesa doña Concha Casado Lobato. Se abrió el Certamen con su presencia; las palabras de Puerto, Sastre, Perandones y las suyas, siempre sabias, pusieron énfasis y prolegómenos al recorrido de esa maravilla de exposición fotográfica, donde la Cabrera se nos muestra pletórica en un «paisaje de película». El ojo crítico y enamorado de Concha se ha detenido en la fotografía para mostrarnos el esplendor cromático de la comarca, la riqueza arquitectónica de la Cabrera y denunciar sin palabras, con la imagen por bandera, el abandono institucional en que la misma ha estado sumida. La tradición, el folclore, los oficios, la artesanía, la arquitectura, la vida y la muerte se han ido mostrando en una serie de reportajes pasados en estos días, en los que Concha ha volcado su saber -que es mucho- legando a la posteridad un profundo y repleto pozo de sabiduría, algo inestimable para las nuevas generaciones. Por toda esa exhaustiva labor de recopilación, de memoria perenne, de mostrar el testimonio de una tierra, el trabajo y los días, los útiles, fiestas y vestidos Concha, doña Concha, recibió el sábado ese búho gaudiano que es santo y seña del Certamen. Item más, hermano. El próximo día 27 Concha Casado tendrá en Villar del Monte, el pueblo de sus entretelas, emblema de la arquitectura popular cabreiresa, un reconocimiento de toda la comarca y en especial del Ayuntamiento de Truchas. Esa belleza ancestral que es la plaza del pueblo, con la ermita de testigo, con sus corredores recuperados será, desde ese día, la plaza de Concha Casado, que así va a ser bautizada a mayor gloria de quien sobradamente se lo merece. Porque nadie, hermano, te lo digo con conocimiento de causa, nadie ha hecho tanto por la Cabrera, por su recuperación como ella. Con el entusiasmo que la caracteriza, supo formar un grupo heterogéneo de gentes comarcanas que, arrimando el hombro y el entusiasmo, han sacado a la Cabrera del marasmo en que estaba sumida. Aunó voluntades como las de Ramiro, Pili y Seve, Senén, Julian y su esposa, Garrido, Paco, Valle y más, para todos a una lograr la resurrección de aquellos pueblos que, a pesar de la despoblación, gozan de una vitalidad que debe darnos sana envidia. Bueno, a lo mejor crees que exagero por estar al tanto de mi querencia por esas gentes y sus pueblos, pero no es eso, no. Fíjate; aquella mocina que arribó al calor de los familiares cabreireses hace más de medio siglo, bien largo, se imbuyó del habla de la que medio siglo antes hablaba el astorgano Pepe Aragón; aspiró el alma de una tierra marginal que la dejó marcada para siempre. Logró, con su trabajo, el reconocimiento de los patriarcas del lenguaje y anduvo ejerciendo jefaturas en ese laboratorio del saber que el CSIC. Y un buen día tornó a la Cabrera, madura como racimo en vendimia, encontrando abandono y desidia; pero allí estaba ella y ese grupo mentado para insuflar ánimo y buscar soluciones a un «lázaro» casi en trance de descomposición. A fe que lo ha conseguido, hermano. Díganlo si no en Encinedo, en Forna, en Quintanilla, en Trabazos, en Robledo... Díganlo eso corredores, molinos, palomares y hornos recuperados; que lo diga esa chimenea pagoda y la plaza de Villar. Desde el día 27 esta plaza tendrá una placa que rece «Plaza de Concha Casado». Homenaje -como el de los Cortos- bien merecido a quien tanto ha dado.