Valdevimbre | El Ayuntamiento acoge esta tarde la presentación del libro
Un estudio recupera la historia del tesoro prehistórico de la localidad
El Museo de León custodia desde el 2007 las piezas, que datan del Bronce Final Atlántico
El hallazgo de Valdevimbre y los depósitos del Bronce final atlántico en la Península Ibérica es el título de un estudio que hoy será presentado en Ayuntamiento de Valdevimbre, relativo a un «tesoro» prehistórico descubierto en 1925 y que permaneció «desaparecido» durante ocho décadas. El libro, editado por el Museo de León y el Instituto leonés de Cultura, será dado a conocer en un acto en el que algunos de sus autores, Germán Delibes, Julio Fernández Manzano y José Ignacio Herrán, profesores de la Universidad de Valladolid; hablarán sobre la trascendencia del testimonio histórico. En la primavera de 1925, José Recio, capataz de la obra de un camino vecinal, halló en una cuneta de una serie de herramientas de bronce que, poco después, llegaron a manos de un boticario aficionado a la historia: Luis García Garrido. José María Luengo y Julián Sanz Martínez, pioneros de la investigación arqueológica en León, gestionaron entonces su ingreso en el Museo de León. Ochenta años después del hallazgo, un portavoz de la familia García-Tabarés, descendiente del boticario, informó que en casa de una parienta recién fallecida se hallaban aquellos útiles, en una caja de confitería de la época, acompañados de la nota y recibo de puño y letra de don José Recio, el capataz, y un ejemplar del periódico de entonces. El Tesoro de Valdevimbre está ahora en el Museo de León, donde debía estar desde 1925; y desde el año 2007, cuando se abrió la nueva sede en el edificio Pallarés, constituye uno de los elementos de más interés, según Luis Grau Lobo, director del Museo. Para Jesus Celis, presidente del Instituto Leonés de Cultura, el tesoro es «uno de los más reputados hallazgos de este tipo en la Europa atlántica». «Parece tratarse de un depósito de objetos de en bronce: útiles, armas, adornos, lingotes, etc., cuya intencionalidad se considera hoy, casi exclusivamente, de carácter votivo, es decir, con un fin sacralizador, como ofrenda a una divinidad», sostiene el experto.