Diario de León
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León

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A LOS CIUDADANOS. Queridos amigos: Este año seréis vosotros los que recibáis una carta nuestra. Ya estamos viejos y cansados, a Baltasar le ha dado una ciática que no puede subirse en el camello ni con grúa. Melchor ha cogido una gastroenteritis de las que hacen época y yo, sinceramente con esto de la crisis, creo que no tenemos derecho a malgastar los ahorros (el que los tenga) en nuevos regalos. Por eso os recomendamos que desempolvéis aquel vestido de lentejuelas que ahora se ha vuelto a poner de moda para lucir palmito en fiestas. Para los más peques, será positivo poner en circulación, aquel juguete que yace dormido en el arcón del tiempo. Seguramente si revolvemos en el desván del recuerdo, nos acordaremos de cómo se fabricaban sueños con un trozo de papel y lápices de colores, si lo intentamos nos podemos volver a sentir como-¦ «Los niños-¦ Nos salvan/ Amaneciendo, cada día, tiernamente/ Y suenan-¦ Y suenan-¦» como muy bien canta en un poema dedicado a sus nietos nuestra autora veguellinense Elena Santiago. Y si no que se lo cuenten a los millones y millones de niños que nunca han tenido la maravillosa ilusión de recibir un regalo de Sus Majestades los Reyes Magos. Hay caminos tan difíciles, a los que ni los camellos más avezados, ni los Reyes más Magos, pueden acceder; pero el más inaccesible es el de la pobreza, porque allí donde es muy grande no existe la crisis, sólo la supervivencia.

Receta: Rosetones de ilusión a la orbigoriberana.

Ingredientes: empatía, solidaridad, conformidad, alegría de tener salud para todos en el 2009, un libro (o varios) para que descanse el alma de tanto ajetreo y crisis y la sana rutina para conjugar el verbo vivir.

Preparación: para pasar unas buenas navidades, dejarse invadir por el niño que todos guardamos celosamente por miedo a que nos lo hieran.

Termino con unos versos de Antonio Merayo: «Si escarbo en el recuerdo, toco aquellas raíces sin/ mentira; si respiro muy hondo, a veces me reanima el aire/ salutífero que la fruta aromaba, y el niño que yo fui se/ decide a escribirme los versos más lluviosos en el/ cuaderno de sequías que tengo entre las manos». Aviso: para cualquier compra no te desplaces poniendo en peligro tu integridad, compra en Veguellina de Órbigo, en tus tiendas de siempre con la garantía de Aedo.

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