| Reportaje | El desfile más largo |
La Bañeza y sus 2.000 disfraces
Medio centenar de grupos formó la larga caravana del martes de carnaval, que registró
Un quesito camina con una muleta, magullado, con vendas en una pierna y en una brazo y un cuchillo clavado en el pecho, entre los grupos del desfile del martes carnavalero bañezano. Da pena y, sobre todo, busca la compasión de las mujeres. Y el público se explica la historia del quesito cuando en su etiqueta trasera lee «queso casi curado». Es uno de tantos detalles de un desfile que este año llegó a congregar hasta 49 grupos, con la participación de unas dos mil personas, según indicaron fuentes municipales. Aunque la temperatura primaveral ayudó a la presencia de público, lo cierto es que este año se vieron más carrozas que nunca porque fueron muchos los carnavaleros que aportaron la suya al desfile: desde un pick-up disfrazado de flamante Hammer militar a una pirámide y un sarao andaluz. A las cinco y diez comenzaron a salir los grupos, precedidos de la ¿carroza? de la Policía Local, con Las Mujeronas abriendo el desfile y la Musa de Carnaval, Judith Alija, estrenando reinado a los ritmos de las charangas. No faltaron los internos del centro para discapacitados Nuestra Señora del Valle, acompañados por sus admirables monitores, que consiguen que estas personas no falten un solo año a cita tan importante. Los +turbados arrastraban, encadenados, un enorme bloque de piedra falsa, castigados por un negrero egipcio. Quería representar en la roca los diez años de esclavitud del grupo al servicio de Don Carnal. Bellas andaluzas, un huevo frito paseando a su perro, Miche y Melé con la pandereta —como todos los años—, guerreros cadavéricos, madamas, boxeadores, putas, maricas, militares, huevos Kinder con patas, gnomos y mucho vaso enorme de katxi y algunas litronas. Niños, adolescentes, jóvenes, mayores, más mayores, todos cabían en una enorme serpiente que alargó su trayecto para que su cabeza no mordiera a la cola.