CARTA TE ESCRIBO | MARTÍN MARTÍNEZ
La crisis
QUERIDO HERMANO: La crisis, la recesión, la burbuja que explotó, el miedo. También ha llegado a este nuestro pueblo. Bien sabes, y es cierto, que por aquello de la especial economía de pueblos más bien marginados, la crisis siempre llega con cierto retraso. Sobre todo, porque hay lugares -”este es uno de ellos-” que viven en crisis constante, y así se nota menos. Es una de las ventajas de tener el cinturón siempre en el último ojal.
Así es hermano; también aquí, orillas del Jerga, la tenemos asentada. Allá por el mes de junio del pasado año, esa cabeza tan bien amueblada que es la de Victorino me incitó a que contara las grúas esparcidas por Astorga. Y me retó a que lo hiciera, de nuevo, en el mes de diciembre.
Por aquellas calendas del mes de junio estaban funcionando a destajo trece grúas. Dejé pasar el mes de diciembre y ayer tuve la oportunidad de recorrer los barrios de la ciudad para constatar, dolorosamente, la premonición de Victorino que por entonces disentía muy mucho de la de nuestro presidente Zapatero, todavía enrocado en su castillo.
En el barrio de San Andrés no hay en este momento ni una sola grúa. En el recinto amurallado, más de lo mismo; solamente peina los vientos la de la Casa Panero obra que, como es municipal y palaciega, va despacio y no cuenta en ese conjunto.
Cuatro se contabilizan en el barrio de Rectivía pero, hay salao, están en cuatro obras ya cubiertas y prácticamente rematadas en su interior; lo cual quiere decir que en un mes, o menos, habrán desaparecido. Finalmente, son dos las que alzan su estructura en el barrio de Puerta de Rey; una de ellas, como las de Rectivía en obra cubierta; la segunda, en la Avenida de las Murallas, es, hoy por hoy, la única que está a pleno rendimiento.
Así que la crisis del ladrillo, querido, ha asentado sus reales en esta vieja ciudad, al igual que la cigüeña lo hacía en el palacio de Gaudí; pero me temo que la crisis no hará lo mismo que la zancuda; que no se marchará en el mes de agosto, cosa que hasta el mismo Solbes ya la tiene asumida. Al menos un par de meses habrá entretenimiento con ese caramelo -”esperemos que no esté envenenado-” que papá Estado repartió a los municipios; porque lo de la torre rosada poca leche dará, a pesar de la falta que hacía.
Así que no nos queda otro remedio que ponernos al pairo, y tener confianza en que amaine el temporal del que, por supuesto, no saldremos indemnes. Al pairo, aunque forcejeando contra los elementos, andamos en Astorga con eso de la Vía de la Plata que con tesis y antítesis ha levantado ampollas. La crisis, en este caso, nos llegó del sur, de La Bañeza, cuyo Ayuntamiento piensa que saldrá de la crisis con la fusión a la Red de Ciudades.
Dicen, hermano, que la venganza es un plato que se sirve en frío; pero en este caso se ha servido en caliente, muy en caliente, y con daños colaterales como ocurre en todas las confrontaciones, pagando el plato los inocentes. El caso es que una institución cultural astorgana, hasta ahora ajena en absoluto a la polémica, ha resultado ser la víctima de ese plato frío de avecrem, que ni siquiera son lentejas, como te decía en la última.
La baja como socio de tal institución de ámbito comarcal por parte del municipio bañezano ha sido fulminante, servida en caliente y plato humeante. Cierto es que voluntariamente se inscribió hace muchos años y voluntariamente se ha borrado hace una semana. Actos volitivos estos a los que nada hay que objetar; pero bueno es que lo sepas para que tengas una idea con quien echamos la partida. Salud.