Pasó Santo Toribio

QUERIDO hermano: Se nos fue Santo Toribio, fiesta que este año puso el Ayuntamiento do solía estar , o sea en el lunes después de la octava de Pascua; que así lo decidieron hace tiempo en el Obispado por aquello de que el 16 de abril -”santo Toribio de Astorga o de Liébana-” algún año cae dentro de la Cuaresma. Y para no perder la costumbre ancestral, cuando los de San Justo subían al Crucero con la imagen del patrono, la Virgen del Rosario, pendón y pendoneta, lo cual hicieron el sábado, llovió. Porque la tradición del santo no hay por qué perderla y más en años como éste de pertinaz sequía; ni la leyenda que nos asegura que fue Toribio quien incitó a los comarcanos a procesionar la Virgen de Castrotierra si la necesidad acuciaba. Es hecho constante y repetitivo que santo Toribio beneficie los campos sedientos, como en esta ocasión, al menos con unas gotinas.

Cierto es que estropearon un tanto la inauguración de la feria que Asemac se inventó con el fin de atraer visitantes en el fin de semana y retener a los astorganos que tuvieran intención de hacer la tradicional escapada aprovechando la festividad. Que tradicional ha sido la desbandada hacia otros lugares.

Puestas así las cosas, creo hermano que el objetivo quedó cumplido con la idea y el montaje de las treinta jaimas que logró sacar el comercio a la calle. El recinto de San Bartolo y plaza Romana se mostró apropiado para la intención porque sí, el comercio salió a la calle y Asemac se merece todas las felicitaciones por la iniciativa y el amplio programa presentado a lo largo de los tres días, contando con la implicación del Ayuntamiento.

Hasta se sacaron de la manga un menú: el potaje de Santo Toribio , maridaje de los garbanzos de viernes de Cuaresma con la buena ternera de la tierra y el postre del cocido maragato que, con un precio asequible, ofertaron diez restaurantes de la ciudad.

Y la novedad exitosa, ya ensayada en otros lugares, fue introducir el concurso de tapas con la inscripción de hasta catorce bares; muchos más pudieron ser, que esta ciudad cuenta solamente con tres librerías pero bares, ciento. El éxito fue rotundo con muchas luces y alguna sombra. La oferta era variada y uno que tiene la buena costumbre de pelear a mediodía con peleón o lo que le echen, hizo en las tres jornadas el recorrido vía crucis de casi las 14 estaciones. Alguna eludí, -”sombra-” porque ya te avisaban los madrugadores: «lo mismo de todo el año con un poco más de mahonesa». Y así, decían, no se puede ir a un concurso.

En alguno repetimos porque se vio que pusieron empeño, creatividad, entusiasmo y originalidad. Bien se notaba, querido, por los apretujones y esperas que sufrías para la degustación. Y uno hubo -”más que sombra noche cerrada-”cuyos comentarios pudo ahorrarse, y mejor no haber participado. De su boquita salían exabruptos contra quienes entraban a degustar su tapa porque entendía que no eran los clientes habituales. Con esas anteojeras y la desgana con que servía -”por cierto la tapa era muy aceptable-” mejor le vendría seguir a su ritmo.

Nolete y este tu pariente que, de cuando en vez, por aquello de la variedad, acudían a dicho establecimiento, han decidido ponerle la proa después del insidioso comentario. Obligados por las circunstancias nos veremos, de lo contrario no volveremos a traspasar aquel umbral. Asemac ha conseguido un sobresaliente con este ensayo; tal vez se pueda mejorar, pero ha sido positivo, muy positivo. Felicitaciones y a intentarlo.