Diario de León
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Carta te escribo | martín martínez

Querido hermano: Pues sí, como te prometí, hoy hay que decir algo de la visita girada a Astorga por el Señor Presidente. Si recordamos aquello de César, «veni, vidi, vinci», sí que vino con la parafernalia propia y necesaria de un presidente; sí que vio, especialmente, cómo era recibido con el calor curruscal de la mantecada que él lleva grabada como tatuaje marinero; vencer, a lo mejor también venció, pero ya lo dijo aquel sabio rector salmantino: tal vez no convenció. A sus devotos sí, por supuesto.

Hay que tener en cuenta, hermano, que era una visita institucional en plena campaña electoral; y como tal, como institucional, se desarrolló. Ni Juanjo que pudo estar corto en las reivindicaciones, ni Zapatero dejaron traslucir las fechas y hechos que se desarrollaban en esas jornadas de mítines y soplamocos al contrario.

Quedó lejos la simbología electoral y el recibimiento de Astorga fue caluroso, amable y pleno de vivencias. No en balde aquí alzó, siendo un rapaz, su vuelo de águila camino de la Moncloa; lo cual le recordó Perandones en el estrado del salón de sesiones y él rememoró, diría yo que con una punta de nostalgia; desde luego, eso sí, con un regusto de satisfacción que puede proporcionar el paso de los años.

Claro que fue para Astorga una satisfacción recibir la visita institucional de un presidente del Gobierno. Así, a vuelapluma, se sabe que por los años 30, del pasado siglo, anduvo por Astorga don Manuel Azaña -”cosas, devoción de José María Aznar-” y una década antes lo hizo en más de una ocasión García Prieto, cosa no extraña porque había nacido en la calle que hoy lleva su nombre.

Sí, hermano, la visita fue institucional. Juanjo ni le mentó el ferrocarril del Oeste, ni el peaje de la autopista, oye, ni siquiera el Lyda.

Sí le colocó una banderilla que ha sido noticiable a nivel nacional; le emplazó a eliminar barreras burocráticas desde el Gobierno central a los ayuntamientos; lo que bien entendido, expresa el sentimiento que nuestro alcalde siempre ha albergado de eliminar tantas administraciones intermedias que significan un estorbo para el desarrollo municipal.

Era, repito, visita institucional y así lo entendió el señor presidente al que recibieron y presentaron sus respetos los distintos partidos municipales. En su parlamento, José Luis Rodríguez Zapatero tuvo palabras de elogio para ensalzar el carácter universal de Astorga; no escabulló rememorar aquel pacto de la mantecada y aunque parecía que sí, no se comprometió a nada. Lo cual no fue óbice para volver sobre las ambiciones astorganas del centro Lyda, darle un guiño a la Casa Panero o decir que el Museo del Chocolate tendría que ser una realidad; cada quien lo entienda a su manera. Más en claro dejó la posibilidad del aumento de efectivos en el regimiento lanzacohetes, que bien sabes, la permanencia del mismo sí hay que achacársela.

Del Lyda ya muchos astorganos se habían olvidado, pero echaron de menos, yo también, que el señor presidente obviara, sospecho que deliberadamente, referirse a dos cuestiones fundamentales para Astorga y su comarca; pues, ni por asomo, mencionó la eliminación del peaje en la autopista Astorga- León, ni mentó aquella solemne promesa de 2004 de poner en servicio el ferrocarril de la línea Astorga- Malpartida. Y para remate, la visita del ministro José Blanco que dejó a León in albis . Lee los papeles.

Eso hermano, me escamó; no tuve ocasión de decírselo personalmente; quede dicho aquí.

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