Sahagún, la pitón y algunas otras cosas del montón

La tradición cuenta que todo aquel que llegaba a esta villa en el medievo, no quería marcharse. Parece ser que la razón era, en cierto modo de peso. El vino y el pan siempre estaban en la mesa.

Siglos después, Sahagún vuelve a ser reflejo de lo que fue en esa época . Los juglares, las damas y los caballeros inundan las calles. Desde el casco antiguo, pasando por la plaza Mayor o, incluso, en algunos establecimientos, los empleados atienden a los visitantes vestidos de esa guisa. Tanto es así que, el restaurante Ruedo II ha elaborado un menú especial, compuesto por el Alfonsín (compuesto por gazpacho de buey, quesos, pipas y una fusión de vinagreta) y la Olla de Doña Urraca (potaje de liebre y alubias) . Sin olvidar el vino, especialmente embotellado para la ocasión.

Mientras, la vida en el pueblo parece no salirse de la estética característica. El programa de ayer es un buen ejemplo. Por la mañana, los niños disfrutaron de la danza y las manualidades en la plaza de San Benito. Actividades organizadas por las Juventudes de la Cruz Roja y la asociación cultural Tierra Quemada, que darán paso a los juegos infantiles de la tarde, amenizada con la actuación de la agrupación local Sambala, que recorrió las calles de la localidad, engalanada para la ocasión.

Los actos de noche dieron comienzo a las 9.30 horas, con la representación de la concesión , por parte de Alfonso VI, de los fueros a los monjes benedictinos de Sahagún. Pero, el punto fuerte se hizo esperar hasta las 23.00 horas, con el comienzo de la cena medieval en la Casona de san Benito. La cena, a base de productos típicos de la época como el lechazo o el pan bregado, a la cual fue indispensable acudir vestido de época, previo pago de 24 euros. Aunque, quizá, debido a la expectación levantada entre niños y jóvenes, el encantador de serpientes fue el verdadero protagonista del día. Eso sí, sin olvidar a la cuba de Sahagún, que se continúa presidiendo la plaza Mayor.