Reportaje | patricia g. franco
Paella, plato del día
Grajal de Campos celebró ayer con ilusión,la XVI edición del concurso de paellas en el que, con música y alegría, participaron sententa asociaciones de toda España
La paellada se desarolló delante del incomparable marco que brinda el castillo de Grajal de Campos,
Platero estaba tranquilo. No es plateado, pero sí suave. Parece no inmutarse, a pesar de que los visitantes de Grajal buscan su carro, engalanado para la ocasión, lleno de vino. Platero es un burro y parece que es el único participante que ha probado la paella.
Al pie del castillo este asno, vigila y es testigo de todo lo que ocurre. Mariscos, pescados, carnes, arroz y fuegos le roban protagonismo. El concurso de paellas de Grajal del Campo ha dado comienzo.
Setenta asociaciones de mujeres, procedentes de diferentes municipios españoles, se esmeran en cocinar la mejor paella, la que le de las llaves para organizar la próxima reunión. El jurado compuesto, entre otros, por el alcalde del municipio, Francisco Espinosa, el cocinero Jesús Santos o,la presidenta de la asociación nacional, Juana Borrego, recorren las diferentes carpas en busca de la ganadora.
Mientras, las participantes entre risas y canciones ocupan sus puestos. Paellera en el fuego. El calor es lo menos importante. Así lo cree Maruja Guardo, la presidenta de la asocición anfitriona, que afirma que «es un orgullo muy grande para el pueblo haber llegado a organizar este evento. No vamos a volver a tener otra oportunidad como ésta».
Coincide con esta opinión el alcalde, Francisco Espinosa, quien destaca la importancia que tienen este tipo de actos para el pueblo. «La gente mayor abre la puerta, ve a tres o cuatro mil presonas y se emociona», matida el regidor. Además, recuerda el esfuerzo de las mujeres, causante de que la villa viva un día como éste.
Sin embargo, la reunión celebrada ayer, según palabras de las organizadoras, «parecía imposible sin la ayuda de la Diputación». Este organismo, además de financiar el acto, facilitó el transporte de dos pendones a la localidad y mostró su apoyó a través de la presencia de Isabel Carrasco, su presidenta.
Carrasco no dudó en probar las paellas y reiteró la necesidad de apoyar este tipo de iniciativas, especialmente en una provincia como León, rural y envejecida.
Ahora la música se apaga y las mujeres se despiden hasta la próxima edición, pero Platero todavía sigue en su puesto, quizá pensando en repetir.