La cazuela de Manuela

Voto y me reboto cuando desde Veguellina de Órbigo me dirijo a la capital en automóvil. Eso que soy afortunada porque tengo el trabajo en el pueblo, no tengo que desplazarme cada día por esa carretera infernal a buscarme el pan. Me parece indigno que en pleno siglo XXI, se construya un polígono industrial como el de Villadangos (ojala hubiera alguno más) sin tener las infraestructuras y accesos al mismo en las condiciones óptimas. Creo que las rotondas para hacer el paso más fácil y llevadero, deberían haberse construido antes que los edificios que albergan las industrias. Si esta carretera ya era un caos antes de que existiera el polígono, ahora el caos a veces se convierte en muerte. ¿De quién es la culpa, del PSOE, del PP, de la Junta, de la Diputación, del Gobierno central, del patrono de los conductores? A los contribuyentes lo que nos interesa es circular lo más seguros posible y que el asfalto no se coma vidas por una mala gestión. Sin echar balones fuera, los conductores cometemos infracciones, tenemos descuidos o irresponsabilidades, esa parte de culpa hay que aceptarla; pero si añadimos que en este tramo de carretera hay varios puntos negros, excesivo tráfico y, que además está muy mal regulado; las posibilidades de sufrir un accidente se multiplican. Para más recochineo tenemos paralela a la carretera una autopista que siempre debió ser autovía. No quiero desabrocharme el cinturón de la responsabilidad, pero me enoja hacer un viaje desde Veguellina a León expuesta a accidentes que podían evitarse sólo con haber tenido las rotondas de acceso al polígono listas a su tiempo. Cazuela no tiene ganas de receta. En la carretera se ha encontrado mucho tráfico y algún susto que otro, así que no tiene su orondo cuerpo de barro para mas meneos que un tentempié antes de irse a la cama. Como diría el güelu: ¡Que tiempos nos han tocado vivir! ¡Tanto ordenador, tanta ciencia y seguimos con la misma falta de concencia! Este párrafo va dedicado a Eugenio Miguélez Rodríguez, con su Diccionario de las Hablas Leonesas en la mano y el agradecimiento por el legado que nos dejó.