Emoción y recuerdos en la entrega del premio a la lacianiega del año
La comadrona Esperanza Castro, «Pochi», no pudo reprimir las lágrimas en un acto lleno de recuerdos
La Casona de San Miguel acogió ayer la entrega del premio al lacianiego del año que en esta ocasión recayó en la antigua comadrona Esperanza Castro.
En este evento, se hizo un largo recorrido sobre la vida y el trabajo de esta mujer. Se recordó su profesión de comadrona durante casi cincuenta años, en los que atendió más de tres mil partos. Asimismo, se señalaron pequeñas anécdotas de los alumbramientos, como calentar alcohol en un plato para elevar la temperatura de la habitación donde iba a nacer el niño.
El escritor Julio Álvarez dedicó unas palabras de cariño a esta mujer que vio nacer a muchos lacianiegos. En este sentido, también se habló sobre su nombre ya que se llama Esperanza Castro, pero es conocida como Pochi , donde el escritor señaló que se le llamó así porque cuando nació, su padre francés dijo que había nacido otra pochita «que en Francia significa pañuelo pequeño, blanco y delicado», aclaró Julio Álvarez.
La entrega del diploma y una placa conmemorativa desbordaron la emoción de la comadrona, que se dirigió al público con palabras de cariño y agradecimiento.