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León

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Opinión | JOSÉ MARÍA CAMPOS

El tramo de calle de La Ribera que vas desde Estaban Corral a La Eras se ha convertido en un capítulo lamentable de la historia de Cistierna. Después de cuatro años nadie ha sido capaz de ejecutarla en su totalidad. Se accede a ella por media calle ejecutada y queda cortada al final por una finca. Un espectáculo que resulta indiferente a nuestros políticos, a los que gobiernan y a los que no. Nadie dice nada, todo parece normal. Hasta que unos descerebrados preparan una batalla campal con baldosas y surge el malestar vecinal.

La cuestión de este tema es que se han podido tomar medidas para haberlo evitado. ¿Cómo?, ejecutando a tiempo las obras que restan y dando iluminación a la calle. Dice el refrán «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy». En Cistierna el lema para algunos es «no hagas hoy lo que puedas hacer dentro de diez años», algo que se pone de manifiesto en algunas obras y en programas electorales.

De sobra es sabido que la ley de expropiación para ejecutar obra pública permite realizarlas a pesar de que no haya acuerdos de partes ya que lo que prima es el interés público. Ya se dictaminarán en su momento la indemnización a que haya lugar. Lo que no es de recibo es dejar una calle a medio ejecutar, que la única utilidad que se le ha dado en estos cuatro año es para que algunos practiquen el botellón y los menos se dediquen a destrozarla. Esta calle fue vendida como un eje vertebrador de Cistierna, lo que no sabíamos que ese iba a ser a base de «baldosazos».

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