Reportaje | acacio díaz
Costumbres de zagal
La cofradía de los pastores mostrará su danza más popular y sus tradiciones durante las jornadas de hoy y mañana
A la una de la tarde de hoy está previsto que los pastores ofrezcan lo mejor a la patrona, la Virgen del Rosario, con el baile de las cachas, que se ejecuta durante la procesión de la imagen por las calles de la localidad. Ya en la misa solemne previa al desfile, los pastores aprovechan el cantar del Padre Nuestro para invocar al Señor de cielos y tierra según era costumbre en tiempos ancestrales.
Como todos los años, el templo se quedará pequeño para la celebración de hoy, ya que son pocos los que optan por perderse los actos religiosos y tradicionales. Ataviados con su atuendo tradicional, los pastores interrumpen el cortejo en tres ocasiones para entrelazar las cachas en su danza y terminar con vivas a la Señora. La cofradía de los pastores está documentada ya en 1835 y desde entonces se honra de esta manera a la patrona de la localidad. Además de los vecinos de Joarilla, un nutrido grupo de visitantes gusta de seguir los festejos.
A lo largo de la jornada de hoy tendrán lugar otros actos, entre los que destaca la carrera de cintas a caballo, en el paraje de la Alameda, con importantes premios, que llegan a los 300 euros. Una gran verbena será el aliciente de una noche cargada de deseos de diversión.
Día grande. La fiesta, lejos de cerrarse con el alba, continúa en Joarilla en la madrugada del lunes. Si bien buena parte de los trasnochadores regresa a su casa para descansar, los pastores de la Virgen del Rosario acuden a casa de su mayordomo, de nuevo con sus trajes de época -”confeccionados con piel de cordero-”, donde degustarán una parva de pastas y orujo. Ya será lunes. La dulzaina y el tamboril se convierten entonces en compañeros de la jornada, en la que se ejecutará la danza de las cachas y el tributo de la Triste.
Finalizadas éstas, los cofrades recuperan fuerzas con unas sopas de ajo, ya que, posteriormente, se celebra la Corrida del Borro, en la que la juventud intentará atrapar a un cordero. El animal tratará en vano de escapar y terminará sacrificado para presentarse como manjar por la noche, en la que no se dejará pasar por alto el cántico de la chaparrilla.