Tesoros repartidos por todo el mundo

Otra de las ponencias que más interés suscitó fue la expuesta por Carmelo de Lucas del Ser, profesor de la Universidad del País Vasco. El historiador comentó que «el patrimonio atesorado por los conventos de Sahagún en su dilatada historia apenas queda rastro». Todo ello, por culpa de los incendios, la ocupación militar y el expolio. Sólo una mínima parte se salvó del expolio. Los relicarios de plata que cita Escalona, el viril de plata con el Lignum Crucis, la cruz de oro donada por Dª Elvira (hija de Alfonso VI), los retablos de Juan de Juni, las pinturas, los sepulcros tallados en piedra y otros objetos artísticos se perdieron para siempre.

Entre los objetos que se salvaron destacan la custodia gótica de Arfe (del monasterio de San Benito) y la talla barroca de la Peregrina (del convento de San Francisco), rescatados por el ayuntamiento por el especial significado y la identificación que tenían con la villa. Otros efectos fueron depositados en las iglesias (los vinculados al culto) o apropiados por las élites locales (Flórez, Guaza, Torbado) para contribuir al ornato de sus residencias y panteones.

Algunas de las piezas más preciosas están repartidas en museos y colecciones nacionales y extranjeras. El altorrelieve bizantino de la Virgen con el niño, rescatado por Velázquez Bosco para el museo provincial en 1869, fue incautado para contribuir a la formación del naciente Museo Arqueológico Nacional. En este museo está depositada desde 1932 una lápida sepulcral con vistosas labores florales, extraída también del convento de San Benito, después de una accidentada peripecia de ida y vuelta en colecciones americanas.