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Los tesoros de la montaña leonesa

En los últimos tres años, el trabajo de los arqueólogos ha sacado a la luz tres ermitas pertenecientes al denominado románico rural, de las varias que se esconden en el corazón de Picos de Europa

Los restos de la ermita de San Juan se encontraron este verano al sureste de Posada,

León

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La sorpresa fue mayúscula, cuando a raiz de los estudios previos a la construcción del centro de visitantes del Parque Nacional de Picos de Europa, llevados a cabo en Posada de Valdeón el pasado verano, se descubrieron los restos de lo que en su día fue una ermita. Consciente del la importancia de este hallazgo, y del potencial turístico que puede suponer para la zona, el Ayuntamiento de Posada de Valedón encargó un informe a la arqueóloga Mari Luz González Fernández, para conocer más detalles del origen de las restos encontrados. Después de un meticuloso trabajo, la arqueóloga determinó que se trataba del templo levantado bajo la advocación de San Juan, aproximadamente en el siglo XII, y perteneciente al denominado románico rural. Rápidamente se relacionó este hallazgo con el producido en el 2006 en La Uña, la ermita de San Miguel, y la encontrada dos años más tarde en Portilla de la Reina, la de San Martino, ambas sacadas a la luz en el marco de un curso de Voluntariado Ambiental, desarrollado por el servicio territorial de Medio Ambiente en León. A diferencia de la de Posada de estas dos ermitas se sospechaba su existencia, ya que estaban catalogadas en el Inventario Arqueológico Provincial. Sin embargo, el hallazgo de la ermita de San Juan, en pleno corazón del Parque Nacional de Picos de Europa, hace pensar que en la montaña de esta parte oriental leonesa se encuentran al menos otras dos ermitas ocultas por el paso del tiempo.

Según el estudio de Mari Luz González, la ermita de San Juan se acomoda en el esquema general de planta de otras iglesias del románico rural conocidas en la provincia. Se trata de un edificio, de 9,45 metros de longitud por 5,65 de ancho, con cabecera de tramo recto, más estrecha de la nave y acceso en el muro Sur, por lo general, el más soleado. Se alza al sureste de Posada, en la parte baja de la ladera de la margen derecha del río Cares.

El hallazgo de esta nueva ermita fue sometido a la Comisión de Patrimonio de la delegación territoral de la Junta, que acordó proceder a la protección las ruinas. Para ello llevarán a cabo una consolidación de muros y basamento, para protegerlos de los rigores del invierno.

El exponente más próximo de este modelo de una sola nave, y cabecera cuadrada y plana, posiblemente sea la ermita de San Martino que se levantó a unos cuatro kilómetros al Norte de Portilla, en dirección al Puerto de Pandetrave. La construcción está documentada en el siglo XVI. Debió de contar con un caserío anejo que se cita en el Catastro de Ensenada de mediados de siglo XVIII. Esta ermita fue objeto de una intervención arqueológica llevada a cabo en 2008 en el marco de un curso de Voluntariado Ambiental de la Junta, que permitió poner al descubierto las trazas del edificio. A la vista de los resultados obtenidos se trataría de una construcción de cierta entidad, que conservaba a los pies un alzado de muros de más de dos metros. Además todo el templo está pavimentado con cantos rodados componiendo motivos geométricos, y al exterior contaba con dos contrafuertes en el muro Norte, y un pórtico protegiendo la entrada, abierta hacia el mediodía.

La ermita de San Juan, al igual que la de San Miguel de La Uña se encuadra, según la arqueóloga, a un estilo románico que se viene denominando «rural». Geográficamente se emplazan en un sector intermedio entre la zona de Boñar, con influencias del prerrománico asturiano, y la montaña de Riaño en el extremo más oriental de la provincia y cerca del foco del románico palentino, que le ha podido influir.