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Trabajadores en el pozo Emilio del Valle, de la Hullera Vasco Leonesa. DL

León

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La explotación de la Hullera Vasco Leonesa estaba calificada como de tercera categoría, según la orden del Reglamento General de Normas Básicas de Seguridad Minera. Que divide las explotaciones que desprenden grisú u otros gases inflamables en cuatro categorías: las de primera, sin presencia de metano, las de segunda, en las que se desprende una cantidad reducida de gases inflamables, y las de tercera, en la que estaba enmarcada el Pozo Emilio del Valle.

«Fuertemente grisuosas, en las que el contenido de grisú en el retorno general de aire es superior al 0,5%»; y donde «se desprende con regularidad y abundancia». Tras el accidente, en la Comisión Regional de Minería, llegó a plantearse solicitar la cuarta categoría para esta explotación, que incluye a las minas con «desprendimientos instantáneos de gas. Aquellos en los que se desprende de forma súbita y masiva».

 

Debido a los incidentes que había registrado antes la mina (los más graves en 2009 y 2010) la autoridad minera había establecido una serie de medidas adicionales de seguridad para la explotación de esta zona. El presidente y el vicepresidente de la Hullera Vasco Leonesa, Antonio del Valle Alonso y Arturo del Valle Alonso, han explicado que esas medidas excepcionales de seguridad se pusieron en marcha y se respetaron "rigurosamente", como aparecían aprobadas en todos los planes de labores. 

Y que además ninguna de las auditorías independientes a las que la empresa se sometía periódicamente detectó ningún problema de seguridad o explotación adicional, por lo que los directivos consideraban que todas las medidas establecidas eran suficientes y se cumplieron en todo momento. 

 

Medidas adicionales

El informe presentado por la Hullera Vasco Leonesa insiste en que la empresa no sólo cumplía todas las exigencias legales, sino que se habían dispuesto medidas adicionales dadas las características de la explotación (la mina era de tercera categoría, «fuertemente grisuosa»).

Los peritos que realizaron este estudio descartan la rotura de la bóveda o alguna de las estructuras de la galería, y apuntan a un fenómeno gaseodinámico de invasión súbita imprevista y fuera de lo normal de metano, «por factores intrínsecamente ligados a las características del Pozo Emilio».

En el taller, aseguran, se cumplían las condiciones de seguridad recogidas en la normativa de vigente aplicación, y la Hullera «dispone de procedimientos y ha implantado actuaciones con el objetivo de cumplimentar cada una de las prescripciones detalladas» en el real decreto para protección de la seguridad y salud de los trabajadores en minería. Asegura que en el análisis documental y en las verificaciones in situ realizadas por los peritos no se detectó existencia de prescripciones reglamentarias que no se hubieran cumplido.