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José Manuel Díez Coque, en su declaración hoy. DL

León

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La vista oral por la muerte de seis mineros en el Pozo Emilio del Valle de la Hullera Vasco Leonesa el 28 de octubre de 2013 continúa hoy en el Juzgado de lo Penal 2 de León.  

Hoy se escucharon, por segunda jornada, los testimonios de los mineros que resultaron lesionados al acudir en ayuda de las víctimas, cuando se produjo la invasión de grisú en la planta 7ª del macizo 7º del Grupo Tabliza. 

Los mineros que prestaron ayer declaración explicaron que en la explotación, que sólo se realizó durante unos días (desde el 11 de octubre), había unos niveles de gas elevados que les obligaban a abandonar el taller con frecuencia; y que se vio bóveda desde el primer momento, y estaba tardando mucho en caer. 

15.46

Rubén Maraña fue miembro del comité de seguridad de la explotación de Santa Lucía. Señala que en las reuniones periódicas que tenían "era la empresa la que tomaba las decisiones principalmente sobre lo que se ponía en el acta", y que no siempre se anotaba en ellas lo que se llevaba al comité. Y aunque hubiera alguna protesta después por este hecho de los trabajadores no se transmitía por escrito.

También señala que los vigilantes de explotación tenían relativa capacidad de decisión, porque tenían responsables por encima. "El vigilante ya viene con las órdenes dadas". 

Sí reconoce que no recibió ninguna indicación sobre "lo que debía declarar" sobre el accidente; y a preguntas de las defensas matiza que no dice que las reivindicaciones no estuvieran en las actas, sino que él no las leyó. Y sí afirma que tanto al delegado de seguridad como a su suplente (fallecido en el accidente) les conocían y eran accesibles para los trabajadores. 

A preguntas de las defensas dice que a pesar de ser de CC OO y de estar por este sindicato en el comité de seguridad de Santa Lucía no sabía las quejas que recibía el comité de Tabliza. 

Apunta también que en el macizo 7º había más problemas que en otros, como en el 6º. "No veía allí más seguridad a mayores, sólo que el vigilante estaba en el taller todo el día". Lo que no le extrañaba. Pero sí "que los cacharros (los metanómetros) estuvieran pitando todo el día. "Que pasaba algo se veía". 

Tampoco recuerda qué días exactos se sutiraba, "han pasado 10 años"; cree que era casi todos los días "pero yo no lo he visto". Lo cree "porque salía bastante carbón". 

Vio bóvedas en otras explotaciones de la mina, como en la siniestrada. "La cuestión no es que se vieran, sino durante cuánto tiempo". 

Concluye la declaración del último testigo citado para hoy La vista oral continuará mañana. 

 

15.04

Comienza su declaración Rubén Maraña Ibáñez, electromecánico que trabajaba en la planta 7ª macizo 7º. Trabajó durante 18 años como electromecánico en la Hullera Vasco Leonesa. En el momento del accidente estaba con Cabello, Viñayo y Viñuela. " Vino un bufido , pensé que se habían roto las lonas, pero Amancio dijo que no, que era otra cosa". Y salió también mucho polvo. "Fue un viento como un meneo, y luego venía de la rampla". No oyó ningún ruido. 

Fueron al pozo y se pusieron los autorrescatadores y entraron a la galería, sacaron a Amancio, que estaba en el suelo. No llegó al taller ni vio a los fallecidos. No volvió a entrar porque "cuando salí ya no podía respirar, no sé si por los nervios o la respiración". 

Por su trabajo sabe que el día del accidente había "tirado corriente" (cortes), pero él sólo intervenía en los problemas mecánicos, no en los producidos por el metano. 

Siguió trabajando en la empresa y ahora está prejubilado. A preguntas de las acusaciones señaló que entró a trabajar en el taller siniestrado desde el primer momento. Y que tenía "una bóveda anormal", aunque no sabe "si en el taller o en el postaller, sólo que se veía bóveda. Creo que lo sabía todo el mundo, lo comentábamos y el vigilante también". Pero considera que "no era normal que los metanómetros estuvieran todo el día pitando y la gente para afuera". 

También señala que estaba claro que "la empresa iba ya a la baja , y se notaba un poco en todo, también en la seguridad". 

 

14.34

Comienza su declaración Óscar Gutiérrez Calvo. Era entibador en la Vasco, estaba en el macizo 9º el día del accidente. A preguntas del fiscal señala que acudieron a rescatar y sólo sabía que "había reventado el gas". Tardó "con el chico que estaba conmigo" corriendo a la 7ª unos 15 minutos, y al llegar "estaban allí los 5 fallecidos y  el vigilante intentando reanimar". 

El plantilla (Carlos Conejo) les pidió que se pusieran el autorrescatador y entraran a la galería porque los que estaban acudiendo al rescate estaban cayendo. Se lo puso y ayudó a sacar a Roberto Crespo. "Tuvimos que parar antes de llegar al final, porque no me daba para seguir respirando. Pero me quité el guante y vi que tenía pulso, y seguimos para sacarlo". fue el esfuerzo para salvarlo, "si hubiera dado cuatro pasos más habría caído". 

No fue al médico ese día, pero acudió después "porque aquello no se pasaba, intenté superarlo pero no pude. Todo lo que había dado lo había dado ya, no había más que dar. Te habían quitado lo que más querías. Para mí ese día la mina murió". 

Visiblemente nervioso, señaló que luego volvió a trabajar en la mina, pero "nos decían que fuéramos por ahí y que no hiciéramos nada, pero que no se nos viera". Y que sí había claro malestar en la plantilla, pero no vio que cambiara nada. Señala que sí había represalias, pero no quiere decir a quién; y señala que en "la última temporada estaba desaparecido" el delegado minero. 

13.55

Viñuela cree que ante la presencia de la bóveda podían haber estado allí trabajando la Brigada de Salvamento, ya que tenían autorrespiradores. "Nosotros no teníamos nada", afirma.

Durante las dos semanas anteriores al accidente se encargaba de los pánceres. Y señala que las semanas anteriores se sutiró con normalidad y se trabajó con normalidad, "de avanzar rampla normal".

A preguntas de las defensas señala que sí les daban el material de seguridad personal especificado y que sí les daban las DIS. Cuando le recuerdan que en sus declaraciones en noviembre de 2013 y un año después del accidente ante la autoridad minera y el Juzgado de Instrucción repitió que el día del accidente había habido dos cortes de electricidad, sin embargo hoy defiende que hubo 14 ó 15 cortes. "No es lo mismo, y no era frecuente en otros talleres. No lo declaré porque se me pasaría, estaba bastante medicado, no tenía la cabeza para eso". 

La defensa pregunta cómo pudo parar el pánzer 14 ó 15 veces si el metanómetro de ese cuarto pánzer sólo registró ese día del accidente una subida por encima del 1,5% de metano, que es el nivel a partir del cuál paraba. "No sé de dónde salen esos datos, yo estaba arrancando los pánceres y cuando llegaba al último el primero se había parado. Y así varias veces. Y era por el grisú".

Finaliza su declaración. 

13.30

El testigo Abel Viñuela  afirma, a preguntas de abogados de la acusación particular, que había temor entre los mineros a ser destinado a la planta 7 y que los trabajos se seguían realizando con normalidad pese a la presencia de la gran bóveda, por lo menos las dos últimas semanas antes del accidente. Afirma que se había hablado con el vigilante fallecido quejas sobre seguridad. Asegura conocer a gente que se quejó y que fueron cambiados de sitio. Considera que "igual algunas cosas te las tenías que tragar". Cree que la bóveda "era muy grande" y que se podía haber avanzado sin sutirar o desgasificado desde el exterior. Viñuela tiene una incapacidad total a causa del accidente.

13.00

La defensa  de Alberto Fernández Díez, delegado minero de seguridad, le pregunta por el tipo de favores que supuestamente se debían y niega saber en qué consistían dichos favores. Afirma que había una bóveda de 18 días y "eso no es normal". Reitera que había abuso de poder en la empresa, pero que no ha hablado en concreto del delegado minero. La defensa le pregunta si alguna vez ha presentado una reclamación en los sindicatos por el trato que ha recibido en la empresa. El testigo dice que solo ha presentado una queja que le fue atendida

12.40

El testigo habla de que "se debían favores" a personas responsables de la seguridad, concretamente al acusado Alberto Fernández. Niega que le descontaran la nómina por negarse a trabajar si no porque le hicieron trabajar en limpiando una cuneta donde se cobra menos. Afirma que en los autorrescatadores se metía aire contaminado. Reitera que ha habido "represalias" contra trabajadores por protestar. "Yo fui uno de ellos" por negarse a hacer labores que no le correspondían.

11.44

Continúa el interrogatorio de Miguel Ángel González Rodríguez. Asegura que "todo el mundo sabía que había inquietud, también en las instancias superiores". Y reitera que había "castigos" para evitar que hubiera protestas.

También insiste en que el autorrescatador hay que ponerlo en aire limpio, y que en la planta 7ª era imposible el día del accidente que hubieran llegado las víctimas a aire limpio.

A preguntas de las defensas reconoce que les daban formación aunque "todo se aprende con la experiencia"; y que conocía alguna de las Disposiciones Internas de Seguridad (DIS) a las que había hecho referencia antes. También reconoce que no es ingeniero ni topógrafo, pero  ha manifestado que había errores en el trayecto de la galería "porque lo oías en la calle". 

También asegura que a los vigilantes y delegados de seguridad les veía en el interior "pocas veces", porque estaban liberados. "Ahí todo el mundo que no le bailaba el agua a los jefes tenía represalias, así de claro. Que parece que no lo entienden". 

12.21

Aunque declaró ante la Autoridad Minera unos días después del accidente que estuvo con su vigilante y hacia las 12.00 horas llegó Carlos Conejo y el vigilante le dijo que se iba al médico, ahora no recuerda esa declaración ni si el vigilante estuvo ese día. 

Señala que un día fue a coger una herramienta al taller siniestrado y le dio tiempo a ver que había bóveda, que no se separaban las labores y otra serie de cuestiones técnicas. 

 

11.38

La jueza pide a los abogados que no se "comporten como niños", ante la queja de una de las acusaciones de que alguno de los acusados pasa notas a su abogada. La magistrada advierte de que no deben molestar al resto de los letrados, pero que la norma es que los acusados pueden estar sentados al lado de sus abogados. Lo que no es posible por la disposición de la sala y el elevado número de abogados y acusados. 

La abogada de la acusación insiste en que los acusados hablan entre ellos y se pasan notas, y la magistrada repite que pueden hacerlo sin molestar a los demás. "Ya les he hecho varias veces señas, y no están cumpliendo lo que les he pedido".

"No voy a impedir la comunicación entre los acusados y los letrados, pero deben hacerlo sin molestar a los demás. O nos comportamos todos según las normas que se han establecido o ¿tendré que separarles a todos?".

11.20

González Rodríguez asegura que si se negaban a hacer algún trabajo había represalias que repercutían en las nóminas; y que aunque es cierto que los mineros son reivindicativos "el abuso de poder es importante". 

Señala también que donde él trabajaba no había vigilante. Y ante la declaración de Antonio del Valle de que en 2013 no interesaba producir mucho porque no se vendía, "fue de las veces que más carbón vendimos". Y que "en los últimos dos o tres años se daba más importancia a la producción que a la seguridad". 

A preguntas de las acusaciones reconoce que el despido de los dos ingenieros del Flanco Sur sí les provocó miedo, porque "la familia y la hipoteca dependen del sueldo". Y también que fue Carlos Conejo el que les dijo que en su taller "ya eran mayorcitos y podían cuidarse solos". 

11.38

La jueza pide a los abogados que no se "comporten como niños", ante la queja de una de las acusaciones de que alguno de los acusados pasa notas a su abogada. La magistrada advierte de que no deben molestar al resto de los letrados, pero que la norma es que los acusados pueden estar sentados al lado de sus abogados. Lo que no es posible por la disposición de la sala y el elevado número de abogados y acusados. 

La abogada de la acusación insiste en que los acusados hablan entre ellos y se pasan notas, y la magistrada repite que pueden hacerlo sin molestar a los demás. "Ya les he hecho varias veces señas, y no están cumpliendo lo que les he pedido".

"No voy a impedir la comunicación entre los acusados y los letrados, pero deben hacerlo sin molestar a los demás. O nos comportamos todos según las normas que se han establecido o ¿tendré que separarles a todos?".

11.09

Comienza la declaración de Miguel Ángel González Rodríguez. Era picador sutirador en el macizo 7º en la planta 6ª Este del Pozo Emilio. "Llevábamos un tiempo parados porque toda la mañana estaba soltando corriente. Fui a arrancar las turbinas y vi a Abel Viñayo que hacía señas. Avisé a mis compañeros y bajamos". 

Se puso el autorrescatador y entré hasta el fondo, "vi a Cabello que salía agarrado, y entré más. Allí estaban mis compañeros tirados amontonados, y Orlando a la entrada del taller". Dio la vuelta a Tella y le vio con los ojos abiertos pero le pareció que tenía pulso, así que le arrastró hasta la salida de la galería. "Pero encontré a Cabello en el suelo echando espuma por la boca, pensé que tenía más posibilidades y le saqué. Lo reanimamos. Luego cogí el autorrescatador de Gerardo y me fui a entrar de nuevo, pero vomité. Un compañero no me dejó entrar. Yo quería sacar a Tella, que lo había dejado allí" (el sutirador se emociona al recordarlo). 

A preguntas del fiscal responde que en la explotación siempre hubo problemas de gas, y en otras plantas había habido ya incidentes. Sigue en tratamiento psicológico y tiene incapacidad laboral total.

 

10.50

A preguntas de las defensas dice que durante los cinco años en los que trabajó en la Vasco vio bóveda varias veces, pero "decían que la del 7º no caía", él no la vio. Y señala que el "petardeo" que oyó, "muy fuerte y alejándose en la montaña", es "por culpa del gas"

Los abogados de las defensas insisten al minero que declara que ante la jueza de instrucción negó que hubiera oído que en el taller siniestrado había bóveda, y ahora sostiene que sí se comentaba en los aseos. Y le instan a que se ratifique en sus declaraciones iniciales o explique por qué ha cambiado de versión. "Andaba con depresión entonces, igual se lo dije a la jueza" con cierta inocencia. 

La magistrada cuestiona si el autorrescatador no está pensado para llegar desde la zona donde sube el metano a la zona de aire limpio, en lugar de tener que colocarse en una zona no contaminada, como apunta el minero.

Finaliza la declaración de José Manuel Díez Coque.

9.55

Comienza la declaración de José Manuel Díez Coque, que era ayudante minero en la Hullera Vasco Leonesa. 

Estaba trabajando en una rampla de la 9ª, oyeron "un petardeo" y salimos corriendo, por el telefonillo demandaban gente. Bajó hasta la 740 y fueron a la 7ª, se puso el autorrescatador y entró a la rampla. "Allí encontré a los fallecidos en línea, habían sacado ya a uno". 

Sacaron entonces "al vigilante Pérez", y estuvieron un rato intentando reanimarle. "Aquello era un caos de gente y carreras", relata. Luego cogió otro autorrescatador en el pozo, con aire limpio, y entró de nuevo. "Sacamos a Juanma (Juan Manuel Menéndez) e intentamos reanimarle durante bastantes minutos, vomitando, pero metiiéndole aire". Al final consiguió respirar. 

El aire de los autorrescatadores era muy caliente, "me picaba mucho el pecho y la garganta". Cree que le afectó el gas que aspiró al intentar reanimar a los dos compañeros. "Luego del esfuerzo me temblaban las piernas. Me sacaron a la lampistería, donde estaban los heridos y los fallecidos. Me ayudaron a ducharme, no me sostenía". Luego su familia le llevó al hospital y quedó ingresado. Tiene invalidez permanente total.