Diario de León

Así fue la jornada del juicio

Así ha sido la vista oral de este miércoles correspondiente al juicio por el accidente mortal de la Vasco en 2013

Manuel Ángel Cañón, en su declaración. DL

Manuel Ángel Cañón, en su declaración. DL

León

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El juicio por el accidente de la Hullera Vasco Leonesa en el que murieron seis mineros retoma hoy la última vista oral señalada para esta semana. Continúan las declaraciones de los testigos de la acusación. 

Hoy prestan declaración Estanislao Fernández García, Manuel Ángel Cañón Ordóñez, Miguel Ángel Suárez Balo y Juan José Díaz Flecha. En los dos días anteriores ofrecieron su testimonio los mineros que resultaron heridos al acudir a rescatar a las víctimas mortales.

El accidente se produjo el 28 de octubre de 2013, en el Pozo Emilio del Valle, por una invasión de grisú cuyas causas intentan determinarse en este juicio.

14.50

Concluye la declaración de Suárez Balo. Comienza la de Juan José Díaz Flecha, que desde agosto de 2010 estaba prejubilado y fuer electromecánico de la Hullera Vasco Leonesa. Declaró en septiembre de 2014 ante el Juzgado de Instrucción para poner de manifiesto que ya en su época se "puenteaban" los metanómetros cuando se estropeaban. También se "manipulaban" elementos mecánicos de las cintas transportadoras. 

A preguntas de las acusaciones señala que nunca comunicó al comité de seguridad o delegado, más allá del vigilante, estas irregularidades, y que respondían a un intento de aumentar la producción al no tener que parar. "No me correspondía denunciar a mi", señala, y argumenta que más allá de la seguridad "tomaban represalias". 

Por otra parte, que no conoce cómo estaba la mina en 2013. No recuerda el accidente de 2009, que fue cuando aún trabajaba en la mina; y no recibió más formación que la de los autorrescatadores.

Cuando se prejubiló reconoce que no tenía ningún obstáculo para denunciar las irregularidades, pero que tampoco lo hizo.

Sin más preguntas, se da por finalizada la sesión de hoy.

 

14.35

Como responsable de tratar con los sistemas de ventilación, señala que alguna vez habían comentado la posibilidad de cambiar los ventiladores, por ejemplo a la planta inferior. Comenta que si hubiera sido así la ventilación no se hubiera parado, y en todo caso no habría riesgo de explosión. "Aunque no sé si hubiera sido suficiente ante tal volumen de grisú". Aunque cree que la ventilación existente pudiera no ser suficiente. 

A preguntas de las defensas, sostiene que a pesar de que el grisú salió con fuerza durante varios días después del accidente el cambio de ventilación "podía haber rebajado bastante el nivel, y hubieran tenido una oportunidad". 

También le preguntan sobre la baja de Manuel Moure, que el testigo dijo que se había ausentado unos días por miedo. La defensa le pregunta si estuvo de vacaciones o por baja por paternidad, y en su caso que se incorporó el día 16 cuando tenía opción a estar más días de permiso. Señala Suárez Balo que tenía "bastante relación" con Moure. Y Alfredo "no tenía mucho trato con él". La defensa señala que es el trabajador al que se han referido varias veces como una persona que cogía bajas continuamente.  

14.05

Comienza la declaración de Miguel Ángel Suárez Balo. Ayudante picador, participó en las labores de rescate. Se encontraba en el macizo 9º, y notaron un estruendo, "como una tormenta". Pensamos que "era el 7º, no quedaba otro". Y bajamos. Define el ruido como truenos, un golpe fuerte, una tormenta lejana. 

Tardaron en llegar  unos 4 ó 5 minutos corriendo. "Pensábamos que era el 7º porque era el que estaba dando problemas".

Cuando llegaron ya estaban intentando reanimar a los fallecidos, no les dejaron entrar. Señala que los trabajadores "tenían miedo, lo decían, por las subidas de gas, ya habían salido corriendo varias veces". Ratifica lo que comentó en televisión, a preguntas del fiscal. "No estaban a gusto, veían que podía haber problemas, porque no acababa de hundir, y cada vez había más gas". José Antonio y Moure (dos de los fallecidos) eran de los que más miedo manifestaban, incluso éste cogió algún día de vacaciones para intentar evitar el taller. "En todo caso, no se esperaba nada tan grave". 

Sí conoce el sistema de organización de seguridad, aunque las incidencias y temores las comunicaban al vigilante. 

Uno de los trabajadores le dijo llorando durante el rescate que se había ido el día anterior por miedo. "Allí nadie se ríe del miedo. Unos lo manifiestan más y otros menos". 

 

13.45

Continúa el interrogatorio a Manuel Ángel Cañón, sobre cuestiones técnicas y sobre todo sobre su experiencia en otros talleres, y si la caída de la bóveda en el taller siniestrado tuvo algunas características especiales. También sobre las funciones y obligaciones de los vigilantes. 

Finaliza la declaración del vigilante. Se hace un breve receso.

 

12.30

Sobre los autorrescatadores señala que una vez colocados había que activarlos cogiendo aire fuera y soplando, lo que había de hacerse en aire limpio. "Supongo que muchos de los heridos cayeron porque se pusieron el autorrescatador en zona contaminada". 

También asegura que no fue un desprendimiento instantáneo sino un hundimiento de la bóveda, porque ha visto otros desprendimiento y "primero sale el carbón a gran velocidad, hecho harina, y luego el gas". Y él vio el taller tras el accidente "y no había un gramo de polvo".

Señala también a las acusaciones que él "no esperaba que se produjese un accidente de ese tipo. Es verdad que el viernes salí nervioso y preocupado, pero los otros días no. Porque ese macizo siempre dio mucho gas. Pero no me lo esperaba".

Manifiesta que está seguro de que el vigilante que murió en el accidente "hizo todo lo que había que hacer" para proteger a los trabajadores. "Cuando oyes un ruido fuerte en la mina lo primero es salir corriendo". 

11.26

Finaliza su declaración Estanislao Fernández y se llama a declarar a Manuel Ángel Cañón Ordóñez Era vigilante de segunda y trabajó desde el día 14 en el taller accidentado, hasta el viernes 25. En el segundo relevo. Ese día, a media tarde, "hubo un estruendo muy grande, un golpe de techo. Vino aire, salió mucho gas, subió por encima del 5% y mandé salir a la gente rápidamente". El golpe de techo "se produce cuando se hunde la bóveda". Salimos hasta la cabeza del cuarto pánzer, que dejó de pitar el metanómetro.

Luego entré en la rampla solo y los valores ya eran normales, y seguimos trabajando. 

Ese día comunicó la incidencia a la salida del relevo al capataz (David Toribio), al plantilla del segundo relevo (Óscar Luis Dopazo) y al vigilante de primera del tercer relevo (José Ramón), que venían a dar los tiros de desgasificación de la rampla. Y no lo reflejó en los libros, como era preceptivo, porque "estaba muy nervioso por lo que ocurría". 

Recuerda también que la DIS especifica que en zonas sin minados superiores el vigilante tenía que estar permanentemente en el taller, "hasta comer allí"; sin embargo me destinaban también otras galerías en otras plantas. Y eso pasaba en los otros relevos. "Se lo dije a Dopazo varios días, que eso no era legal". Todos los días "le encargaban la sexta y la séptima planta al vigilante, ¿cómo iba a estar permanentemente en la séptima?".

Por otro lado señala que no veía "anormal que la bóveda no hundiera, porque era un carbón durísimo". Aunque sutiraron todos los días.

Recuerda también el episodio de los despidos de dos cargos de seguridad del Flanco Sur en abril de 2013. "Fue porque hubo un incendio, la Brigada de Salvamento hizo un tapón y nos negamos a colocar un metanómetro. Había estudio ambiental de lo que había dentro, mucho metano, mucho oxígeno y CO2. Todo eso era una bomba". De hecho "unos días después explotó en otra planta". 

"Despidieron al jefe de la Brigada, al ingeniero de seguridad y degradaron al vigilante de primera por defendernos. ¿Cómo no íbamos a tener miedo de represalias? De hecho a los miembros de la brigada nos enviaron al Erte, pero tuvieron que llamarnos tras la explosión".

 

10.50

Fernández García señala que a veces participaba en los recorridos del comité de seguridad de los jueves, y en las actas consta que lo hizo los días 10 y 17 de octubre. A preguntas de las defensas señala que "si en las actas no se ponía que había demasiada bóveda será porque no se consideraba un peligro". Y remarca que "Incidencia grave no vi, era lo típico". 

También apunta que trabajó en varias plantas del Pozo Emilio, y que "en unas salía más gas que en otras, pero esta era la primera vez que veía tanto gas. No tenía mucha experiencia en trabajar así". 

 

9.50

Comienza la sesión de hoy, con la declaración de Estanislao Fernández García. Era barrenista de rampla en el taller accidentado. Estuvo barrenando la noche del día 28 de octubre, en el turno anterior al que sufrió el accidente. Esa noche vio "lo de todos los días, en el postaller se veía bóveda y los indicadores de gas no eran excesivamente altos, pero había". De hecho salieron varias veces. 

Los días anteriores se oía alguna vez "el petardeo", porque "en ese macizo el carbón es muy duro y tenía gas". Ya en sus declaraciones iniciales señaló que llevaban ocho días con bóveda y que era mucho tiempo. Sobre si había un error topográfico y desviación en el taller o la galería comenta que "eran comentarios, que nos habíamos metido en zona virgen, pero no sabíamos realmente".

Señala que salían algunas veces, en cuanto el grisú subía del 1%, y supone que llegaba al 5% porque se bloqueaban los aparatos, aunque ellos ya no estaban allí. 

Los abogados de la acusación insisten en que responda si había un vigilante durante todo el turno con ellos, señala que no, aunque no recuerda cuánto tiempo estuvo.

A uno de los abogados que le recuerda que declaró ante Minas que el 25 de octubre hubo un golpe en el postaller y el oxígeno bajó al 14% y el grisú subió al 5%. Fernández responde que no lo recuerda, y no cree que haya declarado eso. El barrenista era a veces suplemente en el comité de empresa, y realizaba recorridos de seguridad. 

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