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Los vigilantes del Pozo Emilio "no tenían obligación" de firmar sus informes

El vigilante Manuel Conejo, durante su declaración hoy. DL

León

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Tres representantes sindicales y dos vigilantes han prestado testimonio hoy ante el Juzgado de lo Penal 2 de León por el caso de la muerte de seis mineros en el Pozo Emilio del Valle el 28 de octubre de 2013, por una invasión de grisú. 

Prestaron testimonio Manuel Conejo Lombas, José Antonio Colinas Moro, Rufino Ordóñez Álvarez, Marco Antonio Martínez Valledor y Gerardo Ordóñez Rodríguez. 

Las preguntas de acusaciones y defensas se han centrado en los dos vigilantes, en las tareas que desarrollaban y en cómo estaban organizadas las labores de seguridad en la Hullera Vasco Leonesa. Los abogados han prestado especial declaración a las incidencias que recogían en los libros de vigilantes y relevos, que con frecuencia no registraban todas las firmas de quienes ejercían esas labores. Tampoco  ha quedado claro a quién correspondían las letras de varios de los informes que no fueron firmados. Los vigilantes han señalado que no tenían obligación de firmar, al parecer en la empresa había existido algún conflicto sobre ese punto. 

En el caso de los representantes sindicales declaró el que fue responsable nacional de Seguridad Minera de CC OO, por un informe que realizaron desde el sindicato "no son fines de penalizar a nadie, sino de conocer cómo mejorar las medidas de seguridad". Y dos de los representantes sindicales en el momento del accidente en la Vasco, de UGT y USO, que señalaron que en ningún momento ningún trabajador les denunció ninguna situación anómala, aunque todos eran conscientes de la elevada grisuosidad de la mina. 

En la sesión de ayer declararon cuatro mineros que habían trabajado en el macizo en el que se registró el accidente, y retieraron las versiones anteriores de que la bóveda estaba tardando mucho en hundir, lo cual preocupaba a los trabajadores, que además observaban cómo las emisiones de metano eran superiores a otras explotaciones, aunque todo el pozo era especialmente grisuoso. También declaró un auxiliar de Topografía sobre el error en los planos que provocó que la galería se construyera desviada, lo que dificultaba el contacto con los minados superiores. 

 

14.43

Comienza la declaración de Gerardo Ordóñez Rodríguez, vigilante de explotación del segundo relevo. Realizó tareas de vigilante en el pozo 7º. Las acusaciones le preguntan por su firma e informes en los libros de vigilantes en las fechas del accidente. En los libros pone que todo estaba normal, aparece que realizaba tareas en las plantas 6ª y 7ª y reconoce que no está firmado. 

El vigilante insiste en que sólo recuerda haber visto bóveda un día, aunque el letrado le muestra documentos en los que declaró haberla visto más días. En todo caso no ve una cosa anormal que ponga que se vea bóveda y que haya gas, y señala que no es su letra la que aparece en los documentos. Le preguntan quién firmó si era su relevo.

El letrado le expone varios documentos de los libros que rellenó, insiste en cuestionar los apuntes que realizó. El vigilante no sabe a qué se deben algunos de los apuntes realizados. 

El vigilante insiste en que mientras él estuvo en el taller cuando se superaron los niveles de gas las máquinas pararon y los trabajadores salieron, y no se produjeron incumplimientos de las normas. También reconoce que el taller avanzó unos metros en virgen, aunque no sabe cuántos. 

Sí conoce que había un plan de evacuación, salir al travesal y bajar en busca de la ventilación. A los heridos les bajaron los compañeros, pero no sabe si había algún procedimiento para hacerlo.

Las acusaciones le preguntan qué había que hacer como vigilante si oían golpes de gas, explica que sacarles de la rampla a más del 1,5% y a la calle si era más del 3%. Pasó del Grupo Santa Lucía al Pozo Emilio en 2010, y en ese traslado no le dieron ninguna formación especial, sí en el curso de vigilante que hizo en 2011. Sabía que el macizo era especialmente problemático con el gas. No recuerda cuál era la media de gas en otras explotaciones, pero en ese macizo tener de media algo más del 1% sí le parece normal. 

Las defensas concentran sus preguntas para intentar "acercar conceptos". Vuelven a mostrarle parte de la abundante documentación exhibida en los últimos minutos. El libro de comunicación de relevos. Las defensas insisten en la confusión que se produce en el testigo. Insiste en que estuvo desde el día en el que se arrancó hasta que le trasladaron, pero no se acuerda de las fechas.

Señala que no ocurría todos los días que tuvieran que sacar a los trabajadores del taller, pero sí era frecuente. Y siempre se cumplía la DIS. Explica también que en cuanto veían bóveda dejaban de sutirar. "Cuando yo estaba no se apuraba el sutiraje, para dejar los postes recebados". 

Señala que los metanómetros funcionaban bien, y tenían señales luminosas y acústicas. 

La defensa pregunta si era obligación ineludible firmar las hojas de vigilantes, señala que cree que no, aunque la comunicación verbal siempre existía. Aunque conforme a la DIS tenían que hacer la comunicación y rellenar el libro, aunque cree que no necesariamente firmar. 

Finaliza la declaración. Y la sesión del día de hoy.

13.47

Comienza la declaración de Marco Antonio Martínez Valledor, presidente del comité intercentros de la Hullera Vasco Leonesa y trabajador de la empresa. 

Señala que ante el despido de los ingenieros en abril habían pedido la dimisión del director general, Mario Calvo Herce; y que si hubiera tenido conocimiento de problemas de los trabajadores y sus temores "los hubiera defendido igual que a los ingenieros, sin miedo a nada". 

Explica que durante aquellos meses estaba centrado en la negociación de un nuevo plan del carbón, que les "absorbió totalmente durante año y medio". 

También reconoce que había quejas por las represalias de cambios de puesto de trabajo que se hacían cuando había reclamaciones. 

Señala que no entiende cómo puede haber tantos informes de quienes tienen la misma formación y sacan conclusiones distintas sobre lo que ocurrió. 

A preguntas de las defensas señala que no le comunicaron ningún problema en la explotación, ni a los representantes de USO en el comité de seguridad. 

 

12.56

Comienza la declaración de José Antonio Colinas Moro, responsable de la sección sindical de UGT y miembro del comité de empresa de la Hullera Vasco Leonesa. Llevaba liberado desde 2005. En el sindicato era el responsable de Norte-Montaña de UGT.

Sí recuerda que había mucho gas, pero no que comunicara a un medio de comunicación que había bóveda en el taller accidentado. Era uno de los tres suplementes del comité de seguridad. A preguntas de las acusaciones señala que visitaba todas las explotaciones todas las semanas, pero no recuerda que nadie le dijera que había bóveda. 

La acusación le pregunta que si como suplente del comité de seguridad sabía si había un vigilante de seguridad permanentemente en el taller accidentado, le reitera el testigo que llevaba liberado desde 2005. "Iba a la mina a visitar a los compañeros, a ver si había problemas". Insiste también en que no recuerda el plan de evacuación, aunque es obvio que había que utilizar el autorrescatador. Señala que había camillas en todas las plantas, eso sí se vigilaba, pero no sabe por qué el día del accidente no se utilizaron para entrar a rescatar a las víctimas.

Como representante sindical acudía a las entradas y salidas de los turnos de forma rotatoria, para hablar con los trabajadores. Su centro de trabajo era la oficina de UGT en Ciñera. No entraba en la mina, visitaba a los compañeros en los cuartos de aseo. "Venían a hablarme de muchas cosas, sabía que era un macizo con mucho gas en general, pero a día de hoy nadie me comentó nada de la bóveda".

Desde 1998 a 2005 fue ayudante de picador, y luego de oficial electromecánico de segunda. Le preguntan si durante la labor de sutiraje es importante que los postes estén recebados, aunque no sabe la razón porque era electromecánico. No se preocuparon de que los trabajadores tuvieran una formación especial en ese macizo, porque sabían que había mucho grisú pero "tenían la formación que se tiene desde el primer día que entraban en la mina". Sabe que hubo otros "dos conatos" de accidentes, en uno de ellos sí hubo heridos aunque no fue tan grave. Sobre si como miembro del comité de empresa pidió entonces alguna medida especial, indica que "no había nada peculiar para cambiar las medidas de seguridad". 

Sobre las DIS que se modificaron para ese macizo señala que no lo recuerda. Y que tuvieron varios Ertes, pero no recuerda exactamente las fechas. 

Conoce los despidos de los dos ingenieros en abril de 2013, y como sección sindical y comité de empresa "se trató el tema y pidieron explicaciones" del motivo del despido. Y tuvieron el apoyo del comité de empresa. No recuerda tampoco las explicaciones que les dieron, "me suena que se habían negado a hacer algo concreto o entrar en un sitio concreto". Tampoco valoraron a las personas que ocuparon esos cargos, y no saben quién son.

Sobre las represalias que han referido varios de los trabajadores señala que "podía haber cambios a cortes donde se ganaba menos, es posible". O que eran en función de las necesidades. "Si los cambios eran acordes a su categoría no se podía hacer nada. No eran cambios habituales". Ni se registraron temores o quejas tras estos despidos. 

Si había algún defecto en un acta, se modificaba en el acta siguiente. 

A preguntas de la defensa señala que en 2013 no les llegó ninguna queja concreta de déficit de seguridad o incumplimiento de las medidas por parte de la empresa. Y que no había ninguna dificultad para que los trabajadores contactaran con los distintos representantes en los órganos de seguridad. 

El comité de empresa sabía que la Vasco se sometía con carácter bianual a las auditorias exigidas. Ni tuvo conocimiento de que se incumpliera ninguna DIS. Y en el comité de seguridad se propusieron medidas concretas por distintas cuestiones, como los fuegos y las bajadas de oxígeno; lo que consiguió la presencia continua de un vigilante de seguridad en las explotaciones. "Con la confianza de que hubiera allí un vigilante para dar seguridad a los trabajadores". A pesar de que, insiste, no les llegaron quejas más allá de los altos niveles de gas. También participaban en la elaboración de las DIS de seguridad. 

Señala que las medidas de seguridad establecidas, "que no se vulneraban", permitían trabajar en una mina de tercera categoría. Los días antes del accidente señala que el importante volumen de gas "generaba preocupación", pero consideraban que estaba controlado por el incremento de las medidas de seguridad.  

Finaliza su declaración. 

11.27

Comienza la declaración Rufino Ordóñez Álvarez. No trabajaba en la Hullera Vasco Leonesa, sino que era responsable de Seguridad Minera de la Federación de Industria de Comisiones Obreras. 

La acusación le presenta el informe enviado por el sindicato tras el accidente, que Ordóñez elaboró la introducción y las conclusiones. El informe está realizado por dos técnicos, que pidieron acceder a la explotación tras el accidente. "Pedimos que se creara una comisión de investigación a la que pudieran asistir técnicos externos en el reconocimiento, como se había hecho en otros accidentes; pero se negó tanto por la empresa como por la Comisión Nacional de Seguridad".

Finalmente se hizo un grupo de trabajo, que se reunió tres veces en León, y elaboró un informe en función de lo aportado por Minas y la empresa. "Tampoco pudo realizarse ese informe, así que CC OO decidió hacer el informe, pero no una investigación porque no pudimos acceder a la explotación. Se hizo con la documentación recogida". Con informes de Minas y la empresa, y declaraciones de testigos.

Fue trabajador de Hunosa desde 1982 a 2002 y formó parte del comité de seguridad allí, y más tarde en el departamento de Prevención de la minera pública. Desde 2002 a 2015 era el responsable de CC OO a nivel nacional en seguridad minera, con representación también a nivel europeo.

No conoce si hubo cambios a raíz del accidente en la explotación de la Hullera Vasco Leonesa porque dejó sus funciones en 2015. Y señala que conoce partes técnicas de la mina, aunque "dentro no estuve mucho". Señala que los técnicos dejan clara la importancia del recebado de los postes traseros del taller, lo que no estaba ocurriendo en la explotación del accidente. Y también consideran que los ventiladores de retorno estaban muy adelantados. Coinciden en esto con Minas.

"Nuestros informes son para buscar las causas del accidente, pero sobre todo mejorar la situación para corregir las medidas de seguridad". 

Señala que la empresa argumentó para negar la entrada de los técnicos de CC OO que ya había entrado el comité de seguridad y otros responsables. Y que tuvieron la documentación disponible desde el primer momento. 

La acusación le recuerda que la Brigada de Salvamento estaba formada por mineros que trabajaban en otros puestos, y tardó una hora en llegar al lugar del accidente. Y pregunta si eso incumple el reglamento de Seguridad Minera, y tendría que haber un retén permanente. El sindicalista señala que lo desconoce porque "eso va en función del volumen de la empresa minera, del número de trabajadores". 

La acusación se refiere a un programa de televisión en el que Ordóñez declara que "todos sabían que había bóveda", el dirigente sindical no recuerda el programa y la defensa protesta porque se le hacen preguntas como si fuera un perito, y no comparece en esa calidad. El testigo señala que eso es lo que le dijeron los testigos. 

Le pregunta por qué no se recogían en las actas del comité de seguridad todo eso, señala que lo desconoce, pero "sería una falta de los responsables del comité". 

El informe de CC OO lo elaboraron Manuel Suárez, ingeniero de la Universidad de Oviedo y "uno de los mayores expertos en grisú"; y Luis Santollano, del Instituto de Silicosis. Ambos investigaron también el accidente que causó la muerte de 14 mineros en el pozo Nicolasa.

La defensa pregunta a Ordóñez si conoce el Laboratorio Oficial Madariaga y "su prestigio nacional e internacional", así como los informes bianuales que realizaba la auditora externa Audinor. Sí conoce al primero, no a la segunda. Y no sabe si los técnicos que elaboraron su informe los utilizaron, porque no los mencionan. Supone que sí debieron barajarlos, aunque lo desconoce. 

Señala que es licenciado en Filosofía y Letras, y sacó el grado de Prevención de Riesgos Laborales después. La defensa le pregunta si tiene conocimientos técnicos para elaborar las conclusiones sobre aspectos técnicos de la mina. Y reconoce que ningún miembro de su sindicato en la Vasco comunicó ninguna irregularidad o problema en las explotaciones, "al menos a nivel nacional". 

Explica que él no consultó ningún informe, "fueron los técnicos los que consultaron los informes". Le pregunta por qué no se tuvieron en cuenta un numeroso volumen de informes elaborados por otros expertos, y Ordóñez insiste en que no sabe qué informes manejaron los técnicos, aunque serían "todos los que tuvieron a su alcance". 

La defensa pregunta si hubo alguna repercusión penal en el caso del Pozo Nicolasa, en el que murieron 14 mineros por un escape de grisú, pero no lo recuerda. Y sobre la Brigada de Salvamento señala que en el caso de Hunosa estaba en el Pozo Fondón, que se encuentra en Langreo, a unos 15 kilómetros de Mieres, donde estaba el Pozo Nicolasa.

Señala que el informe de CC OO no está firmado porque era "informal, para nosotros". Y considera conveniente que él haga las conclusiones, porque es el "responsable político" y quien tiene que hacer las propuestas para tomar medidas correctoras y que el accidente no se repita, que es el objetivo del informe. 

Tampoco le consta si los técnicos tuvieron en cuenta el informe pericial que encargó el propio juzgado. 

A la pregunta de "¿en qué momento y por qué este informe interno que no busca culpabilidad pasa a formar parte de este proceso?", contesta que "lo desconozco". Y no recuerda quién lo pidió. 

Finaliza su declaración.

11.00

La defensa le pregunta si cuando Manuel Ángel Cañón, también vigilante de 2ª, encargado del taller del a 7ª, señalaba que cuando tenía que ir a disparar a otra galería sacaba a los trabajadores y paraba las labores hasta que volvía, estaba incumpliendo las Disposiciones Internas de Seguridad para ese taller. A lo que Conejo responde que no, porque "sacaba a la gente mientras él no estaba". 

 Señala que los topógrafos entraban todas las semanas a hacer las modificaciones oportunas en el avance de la galería, que se establecía siguiendo la veta del carbón "de la manera más recta posible". 

El vigilante señala también que con los incidentes de grisú del año 2009 se hicieron galerías más grandes y lonas de ventilación más grandes para favorecer la evacuación de gas, entre otras medidas. Como más espacio en los pozos, desgasificar con húngara, velocidades de desorción, luminarias a la salida de la explotación cuando paraba la ventilación secundaria; y se limitó el avance de la explotación diario. Además se desgasificaba, y se bajó la altura de la llave. Medidas que mejoraron la seguridad de la mina.

Explica también que antes del 1,5% de  nivel de grisú la maquinaria se paraba. Y que colocarse el autorrescatador lleva entre 5 y 10 segundos. Pero "hay que estar consciente para activarlo". El vigilante señala que en una invasión de grisú la pérdida de conocimiento es inmediata.

Finaliza su declaración. 

10.40

El abogado le pregunta por los autorrescatadores, el vigilante señala que hay que estar consciente, y si hay mucho grisú "en valores como aquel día", o se pone mal, "caes inconsciente". Y explica que el plan de evacuación era para salir, "los rescates eran cuestión de la Brigada de Salvamento". Desde el punto de vista de seguridad acudir al rescate con los autorrescatadores era "una barbaridad", pero "el instinto es intentar salvar a los compañeros, que es lo que se hizo". Por eso ningún responsable de seguridad evitó que entraran los heridos. 

A preguntas del fiscal señala que era vigilante de 2ª y que las labores de preparación que realizaba eran de avances de galería. En la galería 7ª Este ya estaban en explotación, así que no intervenía en ella. 

Los abogados insisten en preguntarle por las observaciones que aparecen en los libros de vigilantes, donde se da por "enterado" de cómo estaban el resto de las explotaciones. Leía todos los días las indicaciones que aparecían en el libro. A la pregunta de si sabía que el taller de la 7ª había bóveda sobre el taller "casi toda la rampla", y mucho gas, como aparece en el libro, Insiste el vigilante en que se encargaba de otras galerías. Y sólo de las preparaciones.

Le preguntan si la DIS exigía que cada taller de explotación tenga un vigilante permanentemente si está sin hundir y reconoce si es así. Pero el abogado le pregunta por qué el vigilante de la 7ªE tenía a su cargo otras galerías. No sabe si tenían solo un vigilante, o por qué firmaba los libros una sola persona. 

A preguntas de otro abogado señala que la galería se ejecuta en función de los puntos que marcan los topógrafos. 

Reconoce también que facilitó su autorrescatador a un compañero para que entrara a rescatar, a pesar de que tenían instrucciones expresas de no hacerlo. "Lo hicimos todos". 

9.40

Comienza su declaración Manuel Conejo Lombas, era vigilante de seguridad de las preparaciones del 7º, 9º y 5º macizos. Empezó a trabajar en Socavón y luego pasó al Pozo Emilio. Responsable de que se cumplieran las normas de seguridad en las instalaciones de la mina: alturas, direcciones, velocidad de desorción, desgasificación,... Señala que estuvo en la galería donde se produjo el accidente, pero no en el taller, "había otro vigilante, no me metía en su trabajo". 

Respecto a las situación del taller señala que era "la normal en el 7º, que era como los demás macizos, había zonas que daban gas". Recuerda que era una mina de 3ª categoría. Las medidas de seguridad eran las mismas en el pozo, pero en el macizo 7º tenía más altura, y se cambiaron las lonas para que hubiera más ventilación. "Se hicieron muchas más cosas, procedimiento de entradas en capa, velocidad de desorción, luminarias a las salidas...". Medidas que se tomaron en algunos otros macizos.

La empresa le formó cuando entró en la mina en 1997. Hizo el curso de vigilantes en diciembre de 2008. Señala que no participaba en las actas de vigilantes propios de la contrata conocida como 'los húngaros'.

En el momento del accidente estaba a un kilómetro aproximadamente del taller, y se dirigió allí. Lo escuchó por megafonía y por que se lo dijo "un chico que estaba en el cargue, que algo había pasado en el 7º". Explica que en los cursos se explican los planes de evacuación si hay algún incidente. En invasiones de metano había que bajar a ventilación principal; y en lodos y agua ir hacia arriba. 

Cuando llegó salían con un fallecido y "me puse a hacer la reanimación". Los compañeros pidieron los autorrescatadores para entrar. Conejo no llegó a entrar porque no tenía autorrescatador. Sí vio a su hermano Carlos Conejo, que sacó al fallecido que intentó reanimar; y volvió a entrar. Estaban también los ingenieros Javier Martínez Rico y Víctor González de Andrés. 

El vigilante señala a las preguntas de las acusaciones que no estaban obligados a firmar los libros, por eso unas veces había firmas y otras no. E insiste en que él no podía firmar si había o no subidas de grisú porque no estaba en las explotaciones y esa no era su función.