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Ángel Villaverde, el primero de los testigos en declarar hoy. DL

León

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El Juzgado de lo Penal 2 de León acoge hoy la última jornada de declaraciones de los testigos citados por las defensas de los 16 acusados por el accidente que el 28 de octubre de 2013 causó la muerte a seis mineros en el Pozo Emilio del Valle de la Hullera Vasco Leonesa. Y lesiones a otros ocho trabajadores, que también están personadas en el caso.

A partir de mañana, y durante las dos últimas semanas previstas de vista oral, comenzarán las declaraciones de los testigos peritos y de los peritos, tanto técnicos como forenses, que intentarán aclarar con las investigaciones que realizaron en el momento cómo se produjo el accidente. 

Se trata de determinar no sólo las causas del escape de grisú que asfixió a los mineros, sino la presunta responsabilidad de los 16 acusados, desde la dirección de la Vasco a los ingenieros y vigilantes, Y las consecuencias económicas y penales de esa decisión, si es el caso. 

12.35

Llama a declarar al testigo David Fernández Castro. Trabajaba para la Vasco como barquero, repartiendo el material. Participó en el rescate. Le avisó un compañero por teléfono. "Yo no sentí nada. Bajé y vi todo el revuelo. Me puse el autorrescatador". Sabía que había un plan de evacuación. "Bajé por debajo a coger aire limpio, y me puse el autorrescatador". Luego entró a ver si había algún compañero herido. "Nadie me lo ordenó, fue por inercia, como todos". Aunque sabía que no tenía que rescatar. "No sabía que había sido tan fuerte". 

Pidió por teléfono más autorrescatadores, que llegaron. "Allí había muchísimos. Funcionaron bien, pero me duró poco porque estaba muy nervioso y respiraba muy fuerte". También al hacer el esfuerzo de intentar sacar a una persona, "pero no pude con él, luego llegó Conejo y lo sacamos". No sufrió lesiones posteriores. 

El fiscal recuerda su declaración ante Minas tras el accidente, donde decía que había subido el gas al 5% en el metanómetro de la cabeza del pozo. Se lo comunicó un compañero que estaba arriba, en la cabeza de mina, y cargaba el material que él repartía. Cuando entró en la 7ª no notó que hubiera nada que le llamara la atención. 

Insiste el testigo en que bajó una planta para colocarse el autorrescatador en aire limpio. 

"Se oía que estaba mal, pero yo no tenía miedo. Estaba delicado porque el gas subía y bajaba. Y también oías que había bóveda". 

Recuerda que se hacía formación con los autorrescatadores, en la lampistería y luego en Fábrica se hacían recorridos para ver cuánto aguantaban con ellos. 

Finaliza su declaración  y la sesión de hoy.

11.50

Comienza la videoconferencia con los juzgados de Salamanca. La defensa renuncia al testigo Santiago Tabuenca.

Jorge Luis Ardura señala que estuvo en el taller tres días en la semana anterior al accidente, donde trabajaba como sutirador. No recuerda si el jueves no trabajó porque no se sutiró: "Con mi categoría hacía distintas tareas en distintos lugares". Sí declaró en Minas en noviembre. "Lo que recuerdo es que habíamos visto la bóveda y que Cañón nos mandó cerrar los agujeros". La defensa pregunta si eso es una medida de seguridad. 

Sobre el grisú, los pánceres paraban cuando se llegaba al 1,5% de grisú, y al 2,5% se salía de la explotación. Pero no recuerda si el viernes 25, tres días antes del accidente, ocurrió algo relevante. "Ratifico lo que dije a minas un mes después del accidente. Ahora, casi 10 años después, no lo recuerdo". Tampoco recuerda haber usado el autorrescatador los días anteriores.

No recuerda si estaba allí todo el tiempo el vigilante, "estás pendiente de tu trabajo, y además hay mucha polvoreda, casi no ves al que tienes al lado". Señala que sí veían bóveda en el postaller, pero no sabe calcular la altura. "El vigilante nos mandó cerrar los agujeros y no se sutiró más en ese lugar. Creo que se corrieron las pilas". 

Sobre el miedo en trabajar en la zona, señala que "tranquilo, tranquilo no estaba, porque llevaba días allí la bóveda". NI recuerda si habían contactado con minados superiores. Sí sabía que había un comité de seguridad y delegado minero, "si había alguna cosa se lo comentabas". Pero no vio nada digno de comentar: "Lo que había ahí ya se sabía, no es que hubiera que comentarlo". 

La defensa pregunta si a requerimiento del vigilante se cumplían estrictamente las DIS. "Llevábamos metanómetros, si había gas se salía, pero si había golpes y luego bajaba no tenía importancia". Y de la ventilación asegura que había aire limpio, "si no allí no se podía estar". Considera que los picos de gas son propios de la explotación por sutiraje.

A preguntas del fiscal reitera que "lo que dije ante Minas un mes después tiene más validez que lo que diga ahora, que ya no me acuerdo". Le lee lo declarado entonces.

Las acusaciones le recuerdan que declaró ante la autoridad minera que esos días había bastante grisú, y si eso es que no había ventilación suficiente. "No recuerdo los picos ni cuánto estaba alto". Ni le suena que nadie dijese que no quería ir al taller. "Trabajas en la mina, sabes lo que hay". Y señala que cuando el vigilante salía de la explotación ellos seguían trabajando. 

"Todo el mundo sabía que el 7º daba gas, y que la bóveda estaba ahí y no había hundido". 

Y señala que sí había "algún castigo si te negabas a algo", pero no recuerda en qué años. "Sabíamos cómo funcionaba eso. Y eso lo conocí yo allí toda la vida", no cambió con los nuevos ingenieros. 

Finaliza su declaración.

11.16

Comienza la declaración por videoconferencia de Jorge Luis Ardura Rodríguez. Se hace un breve receso por un problema de agenda. 

 

9.45

Comienza la declaración de Ángel Villaverde García. Entró en 1992 en la empresa, fue ayudante minero, entibador y barrenista de rampla en la Vasco. Fue suplemente del comité de seguridad por USO, y participó en las reuniones del pozo Emilio los días 3 y 17 de octubre de 2013, antes del accidente. En los que coincidió con uno de los fallecidos, Roberto Álvarez.

Señala que no les transmitieron miedo a trabajar en la rampla. "Si tenían miedo a los castigos lo sabrán ellos, yo he tenido castigos y me los he comido". Y que nunca tuvo o conoció ninguna queja por las condiciones de trabajo. "Se sabía y se hablaba que en ese macizo había mucho metano, petardeaba mucho el macizo 7ª" 

Tampoco le comentaban, ni en los recorridos de seguridad, que hubiera quejas por los equipos de seguridad. "Y si faltaba algo se apuntaba para ponerlo en el acta, y comentaban lo que faltaba. Hacíamos el recorrido los sindicatos y luego nos reuníamos con los facultativos, y les comentábamos las deficiencias que veíamos". Indica que las actas recogían lo que se hablaban y se colgaban en el tablón de anuncios, "eran accesibles a todos". 

La defensa le pregunta por las medidas adoptadas con anterioridad al accidente en el macizo 9, cuando los delegados estuvieron 24 horas vigilando porque había bajadas de oxígeno. "Si bajaba el nivel se daba la orden de salir, y no había discusión". Y supone que tuvieron conocimiento de esta situación sus superiores en el consejo de seguridad. "No sé cómo fue, yo lo que tenía que controlar era el nivel de oxígeno y mandar salir". 

El letrado le pregunta por qué no había quejas: "Pregúnteles a ellos, si lo hubieran hecho mi obligación hubiera sido ponerlo en el acta", señala el testigo. "No sé si había motivos o no para quejarse, no estaba en ese taller. Y si hay una situación en la que peligra mi vida, lo primero es eso. Yo no tenía miedo a los castigos, de hecho era adicto a ellos. Lo saben los que tengo aquí detrás (señalando a los acusados). Era adicto a protestar y a comerme castigos, no pasa nada".

Sí se cumplían las DIS en materia de metano, "ahí no se columpiaba mucho, sabíamos el tipo de mina que era". Pero el vigilante "tenía tres destinos distintos, no podía estar todo el tiempo en el taller". Se habían sacado DIS nuevas para la explotación de ese macizo.

El fiscal le pregunta si el día 17 estuvo en el taller de la 7ª, pero no lo recuerda. "Si hubiera habido alguna queja la hubiera puesto, le pese a quien le pese". Sí comentaba con Estanislao Fernández, el barrenista de la rampla accidentada por la noche, que a veces encontraba bóveda. 

La acusación insiste en que si alguien protestaba la empresa le castigaba. "Yo entré en el 92 y en el 93 ya empecé a entender cómo funcionaba aquello, allí y en cualquier empresa". Y que los cambios de destino podían conllevar ganar menos. 

Sí conoce los despidos de los ingenieros de seguridad en abril de 2013, "creo que porque se negaron a entrar en un sitio que ellos consideraban que había peligro. Y la orden de despedir creo que venía de más arriba de los ingenieros. Pudo a ser un aviso a navegantes". 

"Trabajábamos en una mina y había ambiente de incertidumbre, por el gas, por el agua,... Pero se supone que los facultativos estudiaban eso". Aunque sí señala "su inquietud sobre por qué no se abrió sutiraje y se investigó si había caída de bóveda o 'harina', que implicaba salida de gas. Es algo que siempre me ha quedado ahí, creo que no se investigó suficiente". Aunque no sabe si el comité de seguridad lo intentó.

El testigo señala que en una bajada de oxígeno al 1% "no hay opción, te vas al suelo. Si sube al 5% el metano te pones el autorrescatador y lo activas, pero con una invasión instantánea el autorrescatador no vale para nada". 

Las defensas protestan porque "se están haciendo interpretaciones" que no corresponden al testigo. 

La acusación pregunta por el informe de la empresa que se negó a firmar el sindicato USO tras el accidente, pero el testigo no puede aportar datos, aunque "desde mi punto de vista la investigación fue insuficiente". 

A preguntas de las defensas señala que el comité de seguridad hacía recorridos semanales, y que vigilaba que todo funcionara correctamente. "Si había algo nos lo podían decir a nosotros, pero había también otros superiores". Señala que Roberto Fernández (el delegado de seguridad fallecido) no le comentó que trabajaran en condiciones de peligrosidad, y que "tenía capacidad suficiente" para hacerlo. 

La magistrada pregunta por los castigos que el testigo ha señalado que recibía por manifestar quejas, y si eso se producía en 2013. "Era bastante más atrás, teníamos otro jefe de grupo que no eran los de 2013". Y que con David Toribio y Eliseo Solís no le ocurrió porque "teníamos otro tipo de relación y negociábamos. Teníamos una relación más fluida, con ellos funcioné mucho mejor. Había más flexibilidad". 

Finaliza su declaración.