Cuatro años y casi 13 M€ después nada queda ya de la central térmica de La Robla

A un mes para que concluyan las obras de desmantelamiento de la central térmica de La Robla, iniciadas en enero de 2021, nada queda ya del conglomerado industrial que durante más de medio siglo abanderó el paisaje y la economía de la montaña central leonesa.

Según los plazos de ejecución previstos las obras, que ahora mismo alcanzan un grado de ejecución del 97%, concluirán el próximo mes de junio.

Fuentes de Naturgy han confirmado que ya se han demolido prácticamente todas las edificaciones, incluyendo las instalaciones de la desulfuradora, y que continúan las labores con la segregación de las más de 156.443 toneladas de materiales procedentes de las demoliciones y en la regularización de la parcela, junto con la demolición de elementos menores.

Atrás quedan 41 meses de obras y 12,9 millones de presupuesto para poner fin a la central térmica, un proyecto que forma parte del proceso impulsado por el Gobierno central para descarbonizar la economía.

El proyecto, llevado a cabo por la empresa Lezama, ha consistido en una «demolición selectiva», que permite rentabilizar en lo posible los materiales susceptibles de reciclaje y genera un menor impacto ambiental que el que produce una demolición convencional.

El proceso comenzó en verano de 2021 con la demolición de algunos de los elementos más emblemáticos de la central, primero con las dos grandes chimeneas, de 100 metros de altura y 73 metros de diámetro y más de 9.000 toneladas de peso cada una, que quedaron reducidas a 106 toneladas de hierro y 18.000 toneladas de hormigón ante la atenta mirada de miles de personas que siguieron en directo el final de este emblema de la minería leonesa.

La central apagó su actividad en julio de 2020, tras 50 años de funcionamiento. Construida en 1970, llegó a emplear a 300 trabajadores en la época de mayor rendimiento.

Ahora, ya queda el terreno allanado para Naturgy y Enagás lleven a cabo su compromiso de construir la mayor planta de hidrógeno de España. Con el objetivo de producir hasta 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable, el proyecto, que cuenta con una inversión de 200 millones de euros, contempla la construcción de una planta fotovoltaica de 400 MW y un electrolizador de hasta 60 MW, para cubrir consumo local, inyección a red gasista y posibilitar una futura exportación hacia el noroeste de Europa.