Cánticos y bailes de pura gratitud

Los vecinos y vecinas de Laguna de Negrillos pusieron ayer una vez más en valor sus tradiciones y costumbres dando visibilidad a uno de los actos más arraigados y peculiares de la provincia, la fiesta del Voto.

Tal y como dice la tradición, la celebración del Voto de Villa atiende a razones de rogativa al tiempo que expresan el agradecimiento de la gente por los posibles favores que el pueblo ha recibido, en este caso por parte de la Virgen de Nuestra Señora del Arrabal, a la que al parecer, hace muchos años, y para superar una intensa sequía que amenazaba las cosechas, se le pidió agua. El Ayuntamiento, en representación del pueblo hizo un voto: «si la Virgen les mandaba agua, ellos, en agradecimiento, celebrarían una fiesta en su honor». El pueblo se lo pidió con fe y la Señora hizo caer gran cantidad de agua que sació los campos áridos por la sequía.

De este modo nació la fiesta que se celebra todos los años el último fin de semana del mes de abril.

Por eso, los vecinos no perdieron ayer la oportunidad de cantarle a su virgen al que se le ofrece un curioso y gigantesco ramo adornado con rosquillas, que encabeza la procesión, en la que los verdaderos protagonistas son un año más los danzantes.

Después de que el sábado tuviera lugar el traslado de la imagen desde su iglesia hasta la de San Juan Bautista, ayer por la tarde tuvo lugar el acto central de la fiesta que comenzó con la novena, siguió con el Canto del Ramo y culminó con la procesión para devolver a la Virgen del Arrabal a su templo, acompañada de autoridades, música y el grupo de danzas de la villa.

Éste es el único día que la imagen de la Virgen abandona su ermita y, quizá, el acto festivo al que los vecinos de Laguna acuden con mayor devoción.