Tres romerías y un fémur milagroso
San Froilán, anacoreta y obispo del siglo IX, sirvió de pilar para el proyecto repoblador y misionero de Alfonso III. Su figura inspira la rogativa de la Valdorria, las fiestas de León y la gran cita en La Virgen del Camino cada 5 de octubre
A San Froilán se le atribuyen decenas de milagros para salvar cosechas, ganar batallas y curar heridas, pero su auténtico prodigio es inspirar la mejor y más querida fiesta de León y su alfoz. Un eco que se extiende a las montañas donde se refugió. Por eso cada 1 de mayo los fieles ascienden los 365 escalones tallados en piedra de su ermita, ubicada en la peña Cucurrina de la Valdorria, donde vivió como eremita en una cueva a 1.300 metros de altura dominando el Alto Curueño antes de fundar tres monasterios.
Los miles de romeros que se acercan cada año, el desfile de pendones, el discurso del mantenedor y el ágape posibilitaron la inclusión de esta cita como Fiesta de Interés Turístico Provincial. Como de Interés Turístico Provincial, pero también Regional es la romería por antonomasia de la provincia, la que cada 5 de octubre reúne en La Virgen del Camino, otro de los lugares donde predicó Froilán, a más de 60.000 personas. El santo ejerce como un imán de proporciones bíblicas en los encuentros populares. Hasta tal punto que a ocho kilómetros, en la ciudad de León, sus festejos se sienten como la auténtica fiesta y han desplazado a las de San Juan y San Pedro en calor y gentío.
En los últimos años es imparable el crecimiento del programa festivo en torno a la fecha de San Froilán, que se ceñía en origen a la mañana del desfile de los pendones, el rito de Las Cantaderas con el Foro u Oferta y el concurso de carros engalanados. Ahora, los actos se extienden durante dos semanas y se aderezan con conciertos, festivales, teatro, exposiciones, deportes, food trucks, ferias y multitudinarios mercados como el medieval.
Y nació gallego, en Lugo, en el año 833, pero es querido como un gran leonés, porque aquí vivió, predicó y llegó a ejercer de obispo por aclamación popular. Froilán fue un pilar del proyecto repoblador y misionero de Alfonso III El Magno. En la Catedral de León su figura puede pasar desapercibida en el océano de relieves de piedra, lienzos, esculturas, capillas…, pero su protagonismo es incuestionable desde la fachada sur de la catedral al interior del templo, donde su talla cincelada por Esteban Jordán preside el trascoro y donde debajo de la mesa del altar mayor se sitúa el Arca de San Froilán (obra de los plateros Jerónimo de Neira y Juan de Candanedo, de 1635). En ella se custodian restos del santo patrono de León desde el siglo XVII. Entre ellos, un fémur que se ofrece a la veneración de los fieles cada 5 de octubre, en la eucaristía que celebra el obispo de León. Porque otra parte de sus huesos reposan en el monasterio de Moreruela y los 11 de agosto viajan a León en la fiesta de la Traslación.