EL OJO DEL PAPÓN | Jorge Revenga
Lunes Santo: unanoche entre tambores
No hemos conseguido ser ubicuos de momento. Y muy a nuestro pesar porque viendo las caras de algunos atajadores no nos podemos explicar cómo se arreglan para que los encontremos en todos los rincones de la ciudad, en los lugares más deseados, como si llevaran a pie firme mucho tiempo esperando el paso de los cortejos.
Yo tampoco les voy a facilitar el don de la omnipresencia pero el recorrido que les voy a proponer -"en contra de la costumbre de la mayoría-" les permitirá saborear todos los actos vespertinos que no sabemos por qué extraña costumbre casi comienzan a la misma hora.
La primera cita la tenemos en el centro de la ciudad. En la plaza de Botines. Allí, a las ocho y media de la tarde, se pondrá en marcha la procesión Rosario de Pasión. La Hermandad de Santa Marta pone a hombros seis pequeños pasos con valiosa y casi desconocida imaginería de la provincia para rezar -"por la calles-" un rosario sentido. Seis serán también los sacerdotes que dirijan las plegarias. Y seis puntos emblemáticos donde todos deben detenerse (San Marcelo, San Isidoro, Santa Marina, Catedral, capilla del Cristo de la Victoria y otra vez San Marcelo, para rezar las letanías).
Quizá -"si quieren llegar a los otros actos-" puede ser buen lugar observar la salida, pero les recomiendo que se ubiquen en la calle Ruiz de Salazar, su estrechez les hará la procesión más cercana y podrán hacer buenas fotos en las que la iluminación de los monumentos las hará mágicas. Afinen los oídos: la Agrupación de Santa Marta y de la Sagrada Cena los hará emocionarse. Ya me contarán-¦
Tan pronto se cierre el cortejo con las representaciones de las cofradías invitadas, hay que arrancar hacia el Grano. La Rua puede ser buen camino si nos desviamos en seguida hacia la plaza de las Tiendas para llegar por Juan de Arfe hacia el Grano -"la marea negra ya está en la calle y será tarea casi imposible atravesar su procesión-". En el Grano, con una plaza casi vacía -"no llego a comprender por qué algunos actos esencialmente bellos y llenos de poesía están casi vacíos aunque acaso sea esa la mayor virtud-" la Cofradía de la Redención organiza un Vía Crucis con su Cristo Titular (Anchieta, XVII) a quien lleva entre sus brazos. Los abades que han representado a la penitencial de negro y rojo en el pasado lo sacarán a la plaza. Las estaciones están marcadas por los estandartes de la Cofradía hermana de Jesús Nazareno oventese. El campanil del Mercado estará tocando a muerto y desde la lejanía, rompiendo el silencio de esa bella plaza llena de historia, podrán percibir las bandas de las cofradías centenarias que pasean cada lunes santo llenado la ciudad de aromas semanasanteros. Pero no hace falta correr. No adelantemos acontecimientos.
Tras saborear a pequeños sorbos la oración de los hermanos de la Redención, a las nueve y media de la noche -"minuto arriba o abajo-" la Cofradía del Santo Sepulcro, desde la casa de la Concepciones nos acerca el Santo Cristo Esperanza de la Vida, su Titular, en parihuela. Es tiempo de seguir prolongando la semana santa de los silencios, de los gestos, de las emociones contenidas, acaso también del pasado a pesar de la juventud de la cofradía que organiza el rezo de la Adoración de las llagas . El Grupo San Pedro de Castro sonorizará el cortejo cantando; la Agrupación Musical de la Cofradía, el discurrir hacia el final del acto. Despacio. Sin oropeles. Son momentos de oración. Al final, ya en la capilla de nuevo, un solemne besapié a Cristo, romperá el voto de silencio. No se lo pierdan. E intenten colaborar con la cofradía en que los silencios sean las mejores voces de esa noche.
Si las cofradías han respetado el horario de salida, aun llegarán a ver el final de la Procesión de la Pasión. Santa Nonia seguirá repleta de gentes que esperan a los papones negros. La Virgen de las Angustias (Juan de Angers, XVI), Nuestro Padre Jesús Nazareno (XVII) y La Piedad de Minerva (Carmona, XVIII) se mecerán entre bandas, entre banderas de pasos, entre bullicios desde las aceras, rodeados de incienso y quizás demostrando -"aunque no lo necesiten-" las centurias de semana santa que llevan los hombros de quienes les acompañan.
Estoy seguro que la mayoría elegirá hacer el recorrido que les propongo a la inversa. Puede ser también válido pero corren peligro de no llegar a tiempo a todo. De todas formas, opten por lo que opten, seguro que disfrutarán de ese Lunes Santo que -"aunque haya estado escondido todo el día-" se apodera de las calles tan pronto se pone el sol.
Es probable que cuando se acuesten, aún lleven en su memoria el ritmo acelerado del tambor.