Lo que en su día fue pregón
RETABLO LEONÉS«Memoria histórica» de la Semana Santa leonesaENRIQUE ALONSO PÉREZ
Las viejas tradiciones leonesas se hacen esencia cuando el Domingo de Ramos anuncia la triunfal entrada del Gran Rabí a lomos de una borriquilla en Jerusalén. Cabildo catedralicio, corporación municipal y la veterana Asociación Leonesa de Amigos de la Capa, escoltan el simpático y popular paso, seguidos por multitud de gozosos acompañantes que adornan la comitiva con elaboradas palmas que se suman al colorido de los trajes de estreno que luce la chavalería.
El mismo día, al atardecer, la Orden Franciscana Seglar, con la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio, abre marcha por las calles de León portando el sobrecogedor Nazareno del siglo XVIII, atribuido a Pedro de Ávila, según estudios confrontados por expertos de la Semana Santa, que la fe más genuina del pueblo llano conoce popularmente con el nombre del Dainos, por aquello de la petición de una buena muerte. Esta procesión, dado su arraigo secular, es seguida por un nutrido grupo de viejos leoneses que prologan así el comienzo de la Semana Santa.
Después, el lunes, con especial boato y solemnidad, se celebra el primero de los desfiles de la Semana, que en su día se llamó del Pregón y reunía a todas las cofradías hermanadas en la junta mayor, y que hoy ha derivado en la llamada Procesión de la Pasión, organizada por las tres viejas cofradías.
La solera del tiempo. Con la solera que el tiempo va prestando a todas las manifestaciones que se repiten periódicamente, León ha visto aparecer trece nuevas cofradías en los últimos cuarenta años, que enriquecen la representación dramática de la Pasión en la ya archiconocida Semana Santa legionense, y forman parte de la historia local semanasantera aportando el variopinto colorido de sus túnicas, que vinieron a poner de alivio el riguroso luto de las tres cofradías históricas del viejo León.
Sin menoscabo de ninguna, puesto que todas gozan de nuestra simpatía, vamos sin embargo a centrar nuestros recuerdos en las cofradías negras, las creadoras de los populares papones. Es obvio, que su dilatada existencia sirva de base a comentarios ya de tono más retrospectivo.
