Los sonidos de El Silencio
Situaciones aisladas de falta de civismo rompen parte de la magia de la procesión de La Expiración
Todo el mimo que la cofradía de La Expiración pone en preservar su bien más preciado, El Silencio, murió ayer a los efectos de la inconsciencia. No hizo falta salir a la calle para comprobar los perniciosos efectos de la falta de respeto.
Dentro de la misma iglesia de los Capuchinos sonaron dos móviles, lloró un bebé y dos vecinas ansiosas no pudieron esperar siquiera a la salida para comentar alborozadas algo relacionado con la cesta de la compra (¡palabra!) que merecía conversación urgente sin esperar siquiera a la salida.
Como quiera que ya ante los crucíferos, una cuñada intercambió telefónicamente información con otra sobre su ubicación (vive Dios que sin teléfono también se hubieran escuchado mutuamente), al arriba firmante le quedó un sabor amargo de la experiencia. Sepan los hermanos de la cofradía que es loable su intención, pero quizá la miel no se hizo para el paladar de determinados asnos.
Minerva y Vera Cruz se ha quedado este año con una sola oportunidad para procesionar. El aguacero del lunes frustró la primera intentona y el calendario, con año par, les deja en compás de espera hasta el 2011 para el Santo Entierro. Así que, posiblemente por aquello de disfrutar al máximo la presencia en la calle, el cortejo sacramental y penitencial no arrancó hasta 24 minutos después de la hora prevista.
Multitud de familiares y amigos se acercaron a la salida en la Plaza del Grano, gozosos de que la lluvia que había caído horas antes sobre la capital (para variar) no hubiese impedido la celebración de la procesión.
A las damas de La Agonía de Nuestro Señor les salió un duro competidor a la misma hora de su procesión: el fútbol. No hubo miedo. La esquina de la calle Ancha con la Diputación Provincial estaba atestada de público para ver el paso del Crucificado y a lo más, hubo quien siguió el partido desde las pantallas de la cafetería y a través de la cristalera echó un ojo al Jesús del Vía Crucis, el único que sólo lleva la parte transversal de la cruz, posiblemente como así fue en la realidad.
Luego, al miércoles se le puso cara de jueves...