¡Espéranos, Maestro!
El secreto de la fotografía está en el ojo, no en la cámara. Y así, el paso camina por la calle sin que muchos de los viandantes que se acercan a la procesión caigan en el detalle de la perspectiva que ofrece la composición desde un determinado ángulo. Por momentos, las tallas parecen cobrar vida y lanzan un mensaje bien distinto al que quizá quiso proponer el autor. Esa es la magia, hacer que el momento hable, captar ese instante efímero, como la propia Semana Santa lo es, y dar vida a tallas supuestamente inertes que, en un cuerpo de madera, tienen alma y sentimiento. Sea éste un homenaje al equipo de fotógrafos que han cubierto las procesiones.