Tiempo de adiós

Sonarán las campanas de la Catedral y, con ellas, las de las parroquias e iglesias de León y será la señal de que todo ha terminado. Que el tiempo de la Pasión leonesa ha llegado a su fin. Que diez días de pasión han terminado.

Tiempo de recoger las túnicas y guardar los capillos, de rehacer los nudos nazarenos que atan los cíngulos, de comprobar emblemas y cruces, de dolerse del hombro dolorido, de curar el pie que fue descalzo, de secar mantillas y tacones. Tiempo de recordar la procesión que salió y llorar por la que no salió. Tiempo de esperanza. Tiempo de esperar. A que ya no deje de llover. A que pase un año.

Un año, el tiempo que va entre una Semana Santa y otra, entre una Pasión y la gran pasión de León. Cuando hoy suenen las campanas de la Catedral, la Hermandad de Jesús Divino Obrero habrá sacado, hoy sí con sol, la última procesión de la Semana Santa de León. Habrá quitado el luto a la Virgen y vestido otra vez de blanco. Habrá ordenado a sus papones levantarse el capillo y procesionar a cara descubierta. Habrán tocado las bandas a alegría. Porque es Domingo de Resurrección. Tiempo de mejora. Tiempo de esperanza. Para todos. Que así sea.