Judas cae en Acisa de las Arrimadas

No tuvo escapatoria hace más de 2.000 años y no la tuvo ayer. Fue condenado de nuevo. Sucedió en Acisa de las Arrimadas, donde es tradición ancestral, recuperada hace 30 años otra vez por los jóvenes del pueblo, ‘colgar al Judas’. A la misma hora en que las campanas de la ermita tocan a Gloria, el monigote es llevado a su particular patíbulo, en cualquiera de las farolas del pueblo. Se rememora así el hecho histórico de la muerte de quien fue apóstol de Cristo y estaba condenado a traicionarlo y entregarlo.

Se encargan de ello los vecinos, los 20 que hay en las 14 casas abiertas del pueblo y los que vinieron de fuera para pasar la Semana Santa. El Judas quedará pendiente de la farola hasta dentro de dos domingos, cuando será descolgado y quemado en una hoguera.

Se renueva así una tradición que se remonta a hace siglos. Siempre en el plenilunio de Semana Santa, cuando cambiaba el turno de mayordomas de la ermita, dos mozas solteras que se encargaban, en turnos de un mes, de mantener la ermita. Mientras ellas limpiaban la capilla para los oficios de Pasión, los hombres del pueblo hacían con ropas viejas un muñeco. Después, las mozas servían mistela y pastas y el pueblo entero colgaba al Judas.

No hay mozas ya que se turnen en la Luna llena de primavera, no hay ya mayordomos que velen por el ermita, dos vecinos varones por año salvo en casa de viuda donde era ella la que tomaba el relevo, de San Antonio a San Antonio, en enero, cuando empezaba otra vez el año en el pueblo. Pero Acisa no ha olvidado sus tradiciones. Y los niños, como antaño, llevan al monigote a rastras por el pueblo, llenando de risas la noche del Sábado de Gloria.