CAPILLOS ARRIBA
Al encuentro de los Pasos
Cuentan ya las horas que faltan los hermanos del Dulce Nombre para vivir un nuevo y sagrado Viernes Santo. Procesión de procesiones y santo y seña de la Semana Santa leonesa, la de los Pasos se antoja monumental por la cantidad de tallas que salen a la calle —13—, de papones luciendo túnica negra —cerca de 4.000—, de horas —desde las 7.30 a las 15.00 aproximadamente— y sobre todo por el incontable gentío que se extiende a lo largo y ancho del recorrido dispuesto a contemplar la Pasión de Cristo en movimiento. Y es que nadie la narra como ellos.
Muchos son los que madrugan para hacerse un hueco en El Encuentro o los que se empeñan en verla pasar en hasta tres y cuatro lugares diferentes, pero quizá no tantos los que la viven cinco o seis meses antes de su comienzo. Hoy me cuelo en Santa Nonia para plasmar parte de la intrahistoria de tan singular procesión. Es Miércoles Santo y los 40 miembros del equipo de montaje —dirigidos por su vicesecretario, Juan Carlos Campo y el abogador Emilio Beltrán— se afanan en colocar las 20.000 flores que lucirán los trece pasos. A las 16.00 horas, un pequeño grupo de braceros del titular de la cofradía, Nuestro Padre Jesús Nazareno, rastrea cada tramo del recorrido para evitar posibles sorpresas con el cableado.
Los tronos se reparten estos días entre la capilla y la carpa instalada en el aparcamiento de San Francisco, pero el resto del año reposan en una nave en Santa Olaja de la Ribera. Nave que se mantiene siempre a la misma temperatura para que no se dañen. «Solemos hacer controles anuales y después de Reyes uno más riguroso para evaluar los daños de la procesión anterior y proceder a las respectivas reparaciones», aseguran. A partir del Viernes de Dolores comienza el trabajo más técnico y también el más complicado. «Se traen los Pasos de la nave, se bajan las imágenes de las peanas y durante la noche del Lunes al Martes Santo se monta la infraestructura». Tanto esfuerzo para que este jueves todo esté listo de cara a la exposición y a la ‘saca’.
El viernes la mayor parte de los pasos abandonan su hogar a las seis de la mañana, justo una hora después de que los servicios de limpieza de la capital eliminen cualquier atisbo de suciedad. Al ser una procesión tan larga, deben cumplirse ciertos horarios previamente establecidos.
De evitar los cortes y asegurar la homogeneidad se encargan el viceabad, el secretario y los dos vicesecretarios walkie en mano. Este año habrá especial atención en el nuevo tramo que conduce desde Burgo Nuevo hasta San Marcelo, donde calculan que se ahorrarán 20 minutos de trayecto.
El Nazareno, sexto dentro del orden de la procesión, tiene estudiado al detalle el itinerario, las marchas que han de tocarse en cada calle e incluso los lugares donde habrá de tomarse un respiro. Lo escolta desde 1812 la Guardia Civil de Gran Gala de Caballería. Los que mejor conocen sus intimidades, ensalzan la unidad entre braceros y banda, así como la hermandad y el ejemplo que supone su puja para el resto de miembros de la cofradía. Cuando la Dolorosa enfile la gasolinera de San Francisco rumbo a casa, ya habrá decenas de anónimos organizando la de 2015.